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LOS FANS ~HECHOS Y HISTORIAS



Fuente de todas las historias:http://mjhideout.com/forum/enciclopedia-mj/109158-libro-traducido-its-all-about-l-o-v-e-historias-de-fans.html

PRÓLOGO
Por Brigitte Bloermen, Marina Dobler, Lisa Hochmuth, Miriam Lohr & Sonja Winterholler.


MICHAEL JACKSON


Solo este nombre provoca una emoción o una opinión en casi cualquier persona de nuestro planeta. Durante casi cuatro décadas, Michael Jackson ha estado en el punto de mira mundial. Su talento como cantante y bailarín permanece inigualable en la historia de la música pop; su música, sus actuaciones, sus Short Films y sus giras revolucionaron por completo nuestra cultura pop. Incontables artículos, reportajes, libros y ensayos se han publicado sobre él, todos intentando ofrecer una perspectiva de cada aspecto de su carrera profesional como artista y, aparentemente algunos incluso más interesados en su vida privada y estilo de vida. De hecho, la vida de Michael Jackson está ampliamente documentada, con veracidad o no. Así que ¿qué se puede decir de Michael Jackson que el mundo todavía no conozca?

Bien, hay otra parte del hombre, del mito, de la leyenda. Son sus fans. La carrera de Michael Jackson nunca habría sido lo mismo sin los millones de fans por todo el mundo que le siguieron durante 40 años. Ellos fueron muy importantes no solo para Michael Jackson el artista, si no también para Michael, la persona. Sus fans permanecieron a su lado tanto en los buenos tiempos como en los malos y le mantuvieron firme cuando los medios trataban de condenarle. Incluso cuando el mundo entero se volvió contra él en sus juicios y adversidades, Michael pudo contar siempre con el apoyo de sus fans. Pero ¿cuál es la razón de estcómo íbamos a poder tener ESA suerte? Pero y si… No. Después, un segundo guardia se acercó y ordenó a unos pocos fans que se echaran un poco más atrás mientras al mismo tiempo nos informaba “¡Chicos, no es él! Así que no lo sigáis, ¿ok?”. Con eso dicho, el brillante coche negro lentamente atravesó las puertas, seguido muy de cerca por un Jeep oscuro. Cuando se acercó más hacia nosotros, realmente sentimos que Michael estaba allí. Su aura era inmensa. Lo habíamos experimentado varias veces antes, durante otros viajes. Podías sentirle antes de verle. Y de hecho, justo cuando el coche estaba pasando la primera línea de fans, la oscura ventanilla trasera se abrió y entonces le vimos. Con una gran y feliz sonrisa en su cara, nos saludaba con la mano. “Oh, Dios mío” Sonja intentó decir “¡Realmente es Michael!”. Yo simplemente me quedé sobrecogida e intenté sonreír y devolverle el saludo. Pero una vez que el coche de Michael estuvo en la calle, aceleró y nos dejó allí parados con la boca abierta. Sonja y yo estábamos sin palabras. ¡Acabábamos de llegar y ya le habíamos visto! Naturalmente, todos los fans se estaban preguntando en ese momento a dónde se dirigiría e incluso algunos intentaron seguir el coche aunque los guardias lo habían prohibido estrictamente. Para nosotras era más que suficiente haberle visto sonriendo y saludándonos. No podía ser mucho mejor, ¿no? No habíamos esperado nada como eso. Pero después de un rato, cuando nos acordamos de nosotras mismas, recordamos que aún teníamos que buscar un lugar para dormir esa noche y comprar algo para comer. Así que, aunque fue duro, finalmente logramos dejar Neverland y echar un vistazo al pequeño y coqueto pueblo de Solvang, a solo un par de millas del rancho de Michael. Allí, rápidamente encontramos un acogedor Bed & Breakfast y el necesario ~ 73 ~ supermercado. Seguramente hubiéramos disfrutamos mucho de esta hermosaa lealtad continua? 

Este libro contiene historias y poemas que ningún periodista, biógrafo o editor podría escribir jamás sobre Michael Jackson. Estos textos fueron escritos por fans y amigos de Michael y cuentan la excepcional amistad, el vínculo tan especial entre ellos y Michael. Leyendo estas hPara!” gritó Sonja, “¡Está ahí! ¡Incluso hay algunos fans!” ¡Qué vergüenza! ¡Nos habíamos pasado unos 50 metros de la puerta! Queriendo no atraer demasiado la atención de los pocos fans que ya había esperando en la sencilla y totalmente discreta puerta de madera, hábilmente giramos nuestro coche y aparcamos. Totalmente entusiasmadas por dentro pero aparentando toda la tranquilidad posible externamente, paseamos hacia los otros fans y les saludamos. Reconocimos unas pocas caras de otros viajes que habíamos hecho e inmediatamente empezamos a relajarnos. “Así que ¿esto es Neverland?” pregunté todavía un poquito incrédula mientras mirábamos hacia las vallas de madera con las vacas de pastoreo sobre las mullidas y casi secas colinas entre enormes y viejos robles y una pequeñita caseta de vigilancia cerca de las puertas de madera. Así no era como había imaginado que sería. “Sí” dijo uno de los fans que esperaban “pero esto es solo la puerta exterior”. Sin embargo, antes de que pudiéramos preguntar más, una indefinida emoción creció entre los fans: una mujer con uniforme se acercó y nos habló “¡Ok, que todo el mundo se aparte del camino!”. Solo entonces vimos un Rolls-Royce negro acercándose a las puertas desde el interior. Sonja y yo contuvimos la respiración. Lentamente, la puerta se abrió y los 20 o más fans nos hicimos a un lado obedientes pero perplejos. Muchos pensamientos cruzaron nuestra mente en ese preciso momento. ¿Estaba Michael saliendo en ese coche? No, ¡no podía ser! Acabábamos de llegar pocos minutos antesistorias, descubrirás una faceta de Michael Jackson de la que el público general no es consciente y podrás tener una perspectiva de por qué los fans de Michael tienen la reputación de ser los más leales. 

La idea de compilar este libro estaba en mente mucho antes del 25 de Junio de 2009. Originalmente, lo planeamos como regalo para Michael. Cuando anunció sus conciertos en Londres, pensamos que era el momento perfecto para hacer nuestra idea realidad. Así que a principios de Junio de 2009, empezamos a contactar con club de fans, comunidades y fans individuales a lo largo de todo el mundo para recopilar sus aportaciones. Sorprendentemente, un amigo personal de Michael se había enterado de nuestra idea y nos comentó que le encantaba –y prometió contárselo cuando se encontrara con él al día siguiente. Ese día era 23 de Junio de 2009.

Entonces, lo increíble pasó el 25 de junio de 2009.

Nos llevó varias semanas hasta que pudimos pensar de nuevo en el proyecto. En ese momento, sin embargo, no tenía sentido continuar porque era algo diseñado para Michael. Teníamos la intención de mostrarle la alegría que aportaba a la vida de sus fans, cómo les inspiraba, cómo había cambiado sus vidas y cómo incluso la más mínima atención por su parte significaba un mundo para nosotros. No estábamos seguros si él comprendió por completo todo esto alguna vez. ¡Probablemente no sabía cuánta diversión era para nosotros! Por encima de eso, estábamos seguros de que al Michael que conocíamos le habría encantado leer las experiencias de sus fans y sus encuentros con él (o al menos sus esfuerzos) desde la perspectiva de ellos. ¡Creemos que se habría reído mucho!

Repentinamente, este objetivo se había hecho pedazos por completo. No tenía ningún sentido seguir con el proyecto así que pensamos dejarlo morir con él. 

Pero por alguna razón, la idea no desapareció de nuestra mente y las dudas comenzaron a formarse. Nos dimos cuenta que las próximas generaciones de fans de Michael Jackson jamás podrían experimentar lo que nosotros pudimos. ¿Cómo iban a saber cómo era ser un fan de Michael Jackson en la “Era MJ”? ¿Cómo iban a conocer cómo era realmente Michael, cómo le importaban sus fans, cómo no perdía nunca la oportunidad de mostrarles su amor? ¿Escucharían hablar alguna vez sobre los “juegos en la ventana” y el “espectáculo de luces” (en referencia a cómo jugaba Michael desde su habitación con los fans en la calle) y sabrían que Michael era, en contraposición a lo que decía la prensa, uno de los artistas más accesibles con sus fans? ¡Sabíamos que no iban a encontrar nada de esto en los medios!

Nos dimos cuenta que solo nosotros, sus fans, los que habíamos experimentado todo esto, somos los que podemos contar estas historias y nuestro amor y admiración por él sirve de espejo de la personalidad de Michael.

Así que gradualmente nos percatamos que sería un error dejarlo todo. Sentimos la necesidad de rescatar este proyecto, hacerlo lo mejor posible para describirlo y por consiguiente, preservar al Michael que conocimos durante años. De repente, nos habíamos convertido en testigos contemporáneos de uno de los intérpretes más talentosos y, sin duda, el artista más grande que haya existido jamás. Pero quizá mucho más importante, uno de los seres humanos más sinceros que hemos conocido y un verdadero ejemplo de generosidad.

Así fue como comenzamos de nuevo.

Hay que reconocer que fue un momento difícil para muchos fans porque encontraban doloroso recordar sus experiencias personales en un periodo de luto. Sin embargo, otros vimos que era la manera de mantener vivo a Michael, recordándole en sus historias. Todos compartíamos el sentimiento de que este libro debía ser puesto en práctica y era importante hacerlo, ¡quizá ahora más que nunca! 

Michael influenció a millones de personas por todo el mundo. Tocó sus corazones y abrió generosamente el suyo propio invitando a sus fans a entrar en él. Y hemos aprendido algunas cosas importantes de él – amar, cuidar, dar. Por eso decidimos que todo lo recaudado por este libro irá a la caridad en nombre de Michael. 

Para nosotros, ser un fan de Michael Jackson siempre significó mucha alegría, creer en lo imposible, ir a por tus sueños, no perder nunca la esperanza, la amistad, escapar de la vida diaria y tener muchísima diversión. Era un verdadero paseo por el lado salvaje –¡y nos encantaba cada segundo que pasábamos en él!

Puede que este libro ayude a mantener viva su memoria por muchas generaciones de fans que le seguirán. No de Michael Jackson la superestrella, el Moonwalker o el Rey del Pop –simplemente de Michael, el hombre que auto-sacrificándose intentó demostrar al mundo que… ¡todo es por A.M.O.R! . 

Fuente:

http://mjhideout.com/forum/enciclopedia-mj/109158-libro-traducido-its-all-about-l-o-v-e-historias-de-fans.html#post1811333


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Conocer a Michael – Cómo un solo día ha cambiado mi vida
Por Silke Milpauer, Alemania



Todo comenzó con una bonita voz saliendo de la radio. Mi corazón empezó inmediatamente a latir muy deprisa como si nunca antes hubiera escuchado algo así en mi vida. Sobrecogida, escuché la maravillosa melodía. Para mí, era como si un ángel estuviera cantando. Por eso me sorprendí aún más cuando el presentador anunció que habíamos estado escuchando la nueva canción de Michael Jackson “Heal the World”, de su nuevo álbum Dangerous.

Mi cerebro empezó a trabajar inmediatamente: Michael Jackson -¿no era ese el maniático chico que dormía en una cámara de oxígeno y tenía un chimpancé por mascota? Leía constantemente en la prensa sobre su extraño modo de vida y entendía que parecía vivir en una torre de marfil en lugar de en el mundo real. Pero si ese era efectivamente el caso, ¿por qué este hombre canta con tanta emoción e intensidad sobre curar el mundo? ¿Podría ser dicha persona indiferente a nuestro mundo y a otros sufrimientos de la gente? Pero ahí estaba, Michael Jackson, cantando con todo su corazón tratando de extender su mensaje. De modo que podía ser –un pensamiento audaz, realmente- podía ser que la imagen que transmitían los medios al público en general fuera verdaderamente errónea y no correspondiera a la verdad?

¿Había sido manipulada? No podía sacar este pensamiento ni su voz de mi mente. Ese mismo día fui a una tienda y compré “Dangerous”. Todavía recuerdo lo nerviosa que estaba cuando puse la cinta en el casette –imaginen que ni siquiera tenía mi propio casette hasta entonces- y presioné el botón de comienzo. También recuerdo el dolor de cabeza que me dio mientras lo escuchaba. Pero tenía que darle una oportunidad! Después de todo, nunca antes había estado realmente interesada en la música y tenía que acostumbrarme al estilo de Michael.

Les digo algo: Estoy tan contenta de no haber apagado el casette después de Jam! Mientras que algunas canciones me dieron un serio dolor de cabeza después de haberlas escuchado por primera vez, otras fueron una revelación. Pero después de escuchar “Dangerous” una y otra vez mientras leía las letras al mismo tiempo, me di cuenta de que me iba gustando más este álbum. Mucho. El libreto me informó de que Michael escribió todas las letras él mismo y básicamente, yo estaba bastante impresionada. Enseguida adquirí un gusto por Michael y por su música. Pronto, tuve mis propios álbumes, leía revistas de fans (como la popular Black & White), la autobiografía de Michael, Moonwalk y sobre todo, Dancing the Dream, que me ha encantado desde entonces.

Durante una estancia en Estados Unidos en el verano de 1993, descubrí la biografía de Taraborelli, La Magia y la Locura, y la devoré por completo en solo tres días. Entre otra información, me decía la localización del rancho de Michael, y después de tener que rogar a mis padres para que me llevaran allí, finalmente lo hicieron. Siempre estaré agradecida por la maravillosa experiencia de poder estar a las puertas de Neverland y estar tan cerca de Michael. Bueno, cuando pregunté si Michael Jackson vivía allí (por cierto, gran pregunta, eh?), el amistoso guardia de seguridad solo nos dijo que no le estaba permitido decirlo, pero que deberíamos tomar tantas fotos como quisiéramos y “ser felices”! y lo fuimos!

De modo que básicamente, en un par de meses y debido a mi intensa investigación del “hombre detrás de la máscara”, mi previa, mediatizada, distorsionada y falsa imagen de Michael Jackson había cambiado bastante. Empecé a pensar en él como Michael, o incluso como Mike. Ahora pensaba que tenía que ser un ser humano muy sensible y tímido, quien desinteresadamente –e incluso hasta el punto de olvidarse de sí mismo- se dedicó a preocuparse por las necesidades de los demás –por encima de todo, por supuesto, a las necesidades de los niños. Pensaba en él como en una persona amable que ha sufrido y que ha sido herido e incomprendido hasta un extremo tan alarmante que sintió necesario levantar un muro inmenso alrededor de su alma. Pensaba en él como en alguien que vive al margen de la sociedad, un ermitaño de quien se han reído a menudo y a quien han llamado demasiado a menudo “wacko jacko” a la cara.

Dejemos a un lado a Michael (de momento) y déjenme hablar un poco de mí misma. Tenía 14 años cuando “descubrí” a Michael por primera vez en 1991 y una adolescente bastante introvertida a la que fastidiaban muy a menudo por ser tan tímida. No me gustaba hablar de chicos –un pasatiempo favorito normalmente para las chicas de esa edad – ni salir con otros chicos de mi edad. En su lugar, prefería la compañía de mis libros. Siempre he amado los libros y podía desaparecer dentro de esos mundos de fantasía que me ofrecían durante horas. A ese respecto, Michael era alguien con quien podía identificarme e incluso imaginaba que sabía cómo se tenía que sentir. Conectaba con él muy bien.

De todas formas, su música y sus mensajes significaban mucho para mí y siempre me apoyaron durante esos momentos difíciles de mi vida. E incluso había más aspectos positivos, como que mi inglés empezó a mejorar. Bueno, eso no era sorprendente, considerando la cantidad de tiempo que pasé traduciendo canciones, letras y entrevistas, llevada por el deseo de comprender lo que él tenía que decir. Frecuentemente, Michael hablaba del poder de los sueños. La idea de “desear una estrella” tenía un significado especial para él, y pronto también lo tendría para mí.

Mi deseo de conocer a Michael y hablar con él se hizo más y más grande con el paso de los días. Para entonces, el otoño de 1993 había llegado –y no era un buen momento para Michael, eufemísticamente hablando. Era también una pesadilla infernal para sus devotos fans. No podía creer lo que estaba pasando y lo angustiada que estaba todo el tiempo. Atención, no porque considerase siquiera por una milésima de segundo que esas absurdas acusaciones podían ser verdad, sino porque estaba profundamente preocupada por Michael y por los efectos que eso podía tener en su tierna alma. ¿Cómo puede alguien utilizar su buen corazón y su amor por los niños como un arma contra él?

No pude entender eso, sin embargo, no pudieron encontrar un arma mejor para herirle profundamente.
Por entonces había descubierto una estrella particularmente brillante en el cielo, que siempre conseguía encontrar. Igual que Michael en “Moonwalker”, me centré en esta estrella cada mañana y rezaba muy intensamente: “Por favor Señor, haz que Michael salga de esto sano y salvo y bien.” Y además, un poco egoístamente: “déjame conocer a Michael y hablar con él!”Ese era mi ritual matutino durante algunas semanas. Mi mejor amiga por entonces se había enamorado de un luchador conocido y las dos nos imaginábamos lo que sería conocer a nuestros “amores”. “Solo tenemos que creer en ello al 100%, y sucederá”; Le decía una y otra vez.

Y, de hecho, sucedió: el 3 de diciembre de 1993, llegó una carta de “Bravo”, una popular revista juvenil alemana. Ellos habían apoyado a Michael y estuvieron a su lado durante sus momentos más difíciles, de tal manera que tenían buenas conexiones. Me dijeron que había ganado un encuentro con Michael y podía presentarle el premio que había ganado en la categoría de “mejor cantante de 1993”. ¿Y adivinen qué? Tres semanas después, mi mejor amiga recibió una carta similar, diciéndole que había ganado un encuentro con la estrella. De entre 80.000 participantes, habían extraído mi nombre y también el suyo de entre varios miles. Así que ambas, las mejores amigas desde hacía muchos años, de la misma ciudad y viviendo a tan solo dos calles la una de la otra, ¡habíamos ganado! ¿Se puede creer eso? ¿Cómo pudo ser eso una coincidencia? Desde ese día, creo puntualmente en los milagros.

Un largo, difícil y exhausto tiempo de espera comenzaba. A veces, todo me parecía un sueño, algo que solo estaba en mi mente. ¿Me lo había imaginado todo? Pero no, una llamada del periodista Alex Gernandt me sacó de mi sufrimiento más de un año después: me dijo que el encuentro tendría lugar en pocos días. En Chicago -¿tenía pasaporte? Afortunadamente, lo tenía. Mi alegría era enorme, pero por otra parte estaba bastante asustada: ¿Qué pasaba si Michael fuera totalmente diferente a como había imaginado que sería? ¿Y si no podía decir ni una sola palabra? Y, para poner las cosas peor, ¡tenía que comunicarme en un idioma extranjero! No me malinterpreten, me encanta el inglés y ya tenía un buen dominio del mismo por entonces, pero a pesar de todo: en algunas situaciones extremas, hay veces en que te equivocas en tu propia lengua… ¿y no sería vergonzoso si eso me pasara a mí?

Pero lo primero es lo primero. Antes de poder pensar en conocer a Michael, tenía que cumplir una serie de formalidades. Mis padres tenían que informar a la escuela y rellenar una solicitud para que me excusaran de las clases por una semana. Nadie lo entendía. Mi profesora de francés, por ejemplo, reaccionó como si la hubiera insultado personalmente: “Si conocer a Michael Jackson es más importante para ella que su examen de francés, bueno, ella sabrá…”, decía suspirando dramáticamente en mi ausencia. Sin embargo, no me importaba lo más mínimo. Todo lo que me importaba era que iba conocer a Michael, aunque admito que era un poco surrealista, sentada junto a Alex en clase business, bebiendo sorbos de champán y haciendo un test de una revista titulado “¿Qué harías si conocieras a Michael?” mientras el avión volaba sobre el Atlántico. Incluso más surrealista era la cara del pobre chico del aeropuerto, que me preguntó por las razones de mi visita a los Estados Unidos. Al principio, simplemente le dije: “por placer”. Pero él no estaba lo suficientemente contento con esa respuesta, insistiendo en más detalles. Así que contesté: “Para conocer a Michael Jackson.” Su cara me dijo plenamente que pensaba que yo era una lunática, sin embargo, me dejó pasar.

El siguiente par de días fueron un sueño perfecto. De hecho, me sentía como Cenicienta en el caro y lujoso hotel –el mismo hotel en que Michael vivía, por cierto. Además de hacer un poco de turismo, conocimos a mucha gente del entorno de Michael: Adrian Grant, por ejemplo, quien fue genial (incluso aunque no fuera amable de su parte mencionar la película “Speed” mientras subíamos por el ascensor). Pasamos mucho tiempo con Bob Jones, por quien sentí de inmediato un absoluto desagrado y que observaba hasta mi más mínimo movimiento de cerca. Supongo que trataba de anticipar mis reacciones a Michael, si me desmayaría o gritaría histéricamente cuando le viera.

De hecho, me había prometido a mí misma que no haría ni lo uno ni lo otro, porque no encuentro nada más perturbador que los fans que gritan con todas sus ganas cuando ponen los ojos en Michael u olvidan toda su dignidad (la suya y la de Michael!) o incluso le tocan sin permiso.

Siendo una persona muy empática, siempre me pregunté cómo se tenía que sentir Michael en esas situaciones. Por supuesto comprendía bastante bien los motivos para tales acciones y las emociones detrás de ellas. Pero incluso aunque Michael nos pareciera tan familiar, nosotros éramos extraños para él. ¿Y quién disfrutaba siendo tocado, mirado fijamente y recibiendo gritos de extraños? Por eso me prometí a mí misma no perder la calma y tratar a Michael como a cualquier otro ser humano. Ya gritaría y chillaría cuando él no pudiera verme ni oírme.

Haciendo turismo, comprando y metiendo la cabeza dentro del mundo de Michael, me encontré con una enorme cantidad de extraordinarias experiencias. Una vez, por ejemplo, el señor Jones nos llevó a cenar a uno de los restaurantes favoritos de Michael. Cuando estábamos preparados para irnos, el chef se acercó a nuestra mesa, con un regalo para Michael: había horneado un pastel de queso y chocolate gigante para él y le pidió al señor Jones que se lo diera con los saludos del chef. Desde luego, Michael era muy querido allí.
El tiempo pasa volando cuando te estás divirtiendo. Sentir tal proximidad a Michael era un sentimiento surrealista. Se “escapó” ayer por la noche y salió de compras por el hotel, nos dijo el señor Jones lleno de indignación durante el desayuno. Michael se atrevió a hacerlo a pesar de que él mismo se lo había prohibido, añadió y sonaba como si fuera su dueño. ¿Qué derecho tenía a tratar a Michael como si fuera un niño? Me preguntaba mientras me comía mis pancakes. Y lo que encontraba más triste todavía era el hecho de que Michael obviamente no tenía otra elección que escaparse al amparo de la oscuridad.

De acuerdo que la reacción de Jones pudo haber sido provocada por miedo por el bienestar de Michael; después de todo, no era nunca seguro para él hacer planes normales, cosas cotidianas, sin estar bien protegido. Sin embargo, me dio la impresión de que no era tanto el bienestar de Michael lo que predominaba en su mente, sino el dinero.

Después todo sucedió muy deprisa: nos pusieron en una minivan, y, al estilo de James Bond, comenzó nuestro viaje hacia un destino desconocido. Ni siquiera el conductor sabía a dónde nos llevaba e iba recibiendo las instrucciones mientras conducía. Y si esto solo no fuera suficientemente excitante, no saber si Michael estaría esperándome me destrozaba los nervios. No se pueden imaginar lo fuerte y rápido que latía mi corazón cuando entré al viejo almacén donde se suponía iba a conocer al hombre que lo significaba todo para mí. Era un lugar enorme, con viejas máquinas por todas partes. Michael había elegido ese lugar con la idea de hacer fotos para su libreto de HIStory, nos dijo el señor Jones.

En el lado izquierdo de la sala, se había construido un pequeño estudio fotográfico: Una pantalla blanca servía de fondo, a su derecha e izquierda, se situaron focos para proveer de suficiente luz. Y por supuesto estaba la cámara de Jonathan Exley justo detrás de todo. Disfruté hablando con él, ¡pero nada podía quitarme el nerviosismo! Y nadie podía decir cuándo llegaría Michael. Así que me puse a explorar, paseé por una pequeña habitación adyacente y no pude creer lo que vieron mis ojos: había dulces por todas partes. De hecho, el mayor buffet que había visto nunca –y todo eran dulces. En medio, se colocaron algunos juguetes. ¡Era fascinante!

Ahora comenzaba la larga espera. Decir que no hacía demasiado calor en el edificio habría sido quedarse corto. De vez en cuando sonaba el móvil del señor Jones, y finalmente, perdió la paciencia y salió de compras, murmurando cómo se atrevía Michael a hacerle esperar. Salió por un rato y cuando volvió, había hecho algunas compras de Navidad. Finalmente, todo el mundo empezó a ponerse inquieto. Eran las seis y media de la tarde y habían pasado tres horas. “Michael estará pronto aquí” –ese susurro llenó de repente el aire y entonces Wayne entró por la puerta y se aseguró de que todo estaba bien para Michael. Alex y yo nos levantamos de las sillas en el rincón derecho de la sala, mirando hipnotizadas fijamente a la puerta. Sentía frio y calor al mismo tiempo y temí desmayarme de puro nerviosismo. ¿Era posible sufrir un ataque al corazón a los 17?, me lo preguntaba porque mi corazón latía tan fuerte como si hubiera participado en una maratón.

De repente, un sonido de niños alegres llenó el almacén: algunos niños llegaron corriendo a la habitación arrojándose caramelos unos a otros. Aun siendo fascinante, mi mirada permanecía fija en la puerta por la que Michael pasaría solo un momento después. Parecía como si toda la atmósfera de la habitación cambiara de inmediato. Fue como si tuviera una visión, tan irreal me parecía el hombre que pasó a varios metros de mí. Que vistiera pantalones negros, una camisa de franela de cuadros rojos, una mascarilla negra y su sombrero; todos esos detalles se me escaparon. Mis ojos estaban únicamente fijos en sus rasgos y en sus maravillosos ojos oscuros. Debió sentir mis ojos en él, porque ahora su mirada cruzó la distancia entre nosotros y se encontró con la mía, mirándome interrogativamente. Avergonzada por haberme pillado mirándole directamente, aparté rápidamente la mirada. Por el rabillo del ojo pude ver que las comisuras de su boca hacían un gesto divertido. Mientras tanto, posó para varias fotografías. La siguiente vez que le miré, como si sintiera de nuevo sus ojos fijos en mí, fue él quien apartó la mirada rápidamente. Repetimos este juego una y otra vez.

“Ahora”, el señor Jones nos señaló a mí y a Alex y cruzamos la habitación en dirección a Michael. Para mí, todo parecía suceder a cámara lenta. De pronto, me paré frente a la cámara, directamente frente a Michael, que estaba ahora a solo unos tres metros de de distancia. Después, no pude ser capaz de decir cómo vestía Michael. Vi los detalles que he descrito antes –que llevaba mascarilla y sombrero, por ejemplo- en fotos un par de días después. Pero en ese momento, estaba demasiado hipnotizada por sus increíbles ojos oscuros, que hacían un fuerte contraste con sus finas y pálidas facciones. Su complexión no parecía ser la de una persona de raza blanca, sino más clara aún. Nunca había vista nada comparable. Su cara era tan simétrica y suave como la porcelana. Sus labios tenían un rojo natural, sin lápiz de labios. Como Blancanieves, no pude evitar pensar. Yo le miraba a él y él me estudiaba a mí también.

Después de que Jonathan tomara algunas fotos, alguien me empujó hacia Michael y yo traté de mantener el equilibrio y no tropezar con algunos cables. Como si fuera con el piloto automático, crucé los cinco pasos que nos separaban todavía y extendí mi mano. Le traté con normalidad, y no le miré fijamente, tan difícil como era algo así –ese pensamiento seguía rondando mi mente. Asombrada, me di cuenta de que se sobresaltó ligeramente cuando me acerqué para darle la mano, y que sus ojos se abrieron notablemente. Está asustado, pensé. Estaba tan nervioso como yo. El hecho de que él pensara que yo, una chica tímida e inofensiva de 17 años, pudiera atacarle o herirle a él de alguna manera me impactó profundamente. Lo que este chico debió haber experimentado en esta mirada… tengo que moverme lentamente, pensé, y hablar tranquilamente y con calma. En ese momento, Michael no parecía ser ya Blancanieves, sino un tímido cervatillo. Bambi.

Antes del encuentro, había practicado un pequeño discurso, ahora hice un esfuerzo, saludé a Michael y le di la mano. Él me devolvió el saludo amable pero firmemente. En ese momento, pasó algo asombroso: Todos mis miedos y nervios desaparecieron en el preciso instante en que me tocó. Después de presentarme, Michael contestó quedamente: “Hola, soy Michael.” Recuerdo que eso casi me distrajo, pero encontré este gesto increíblemente lindo. Para no perder el hilo, expliqué a Michael quién era y por qué estaba allí: “Que quería entregarle el “Golden Globo Award”, pues los lectores de “Bravo” pensaron claramente que era el que más se lo merecía. Entonces le ofrecí mis felicitaciones y alargué mi mano con el premio muy lentamente. Michael cogió el premio con mucho cuidado, (que tenía la forma de un pequeño indio, por cierto) y lo admiró largamente. “Oh, es muy mono!” exclamó y lo agradeció sinceramente. Tuve la impresión de que realmente significaba mucho para él. “Lo sé”, contesté y sonreí. “Quería quedármelo para mí, sabes”, bromeé y Michael lanzó una carcajada, y se mordió los labios.

No sabía qué hacer, pero me pareció que sinceramente sería la mejor solución. Así que admití que era muy tímida y que estaba muy, muy nerviosa por todo el mundo alrededor y las cámaras. No quería decirle que él era la principal causa de mi nerviosismo, eso habría sido muy violento. Michael abrió la boca, claramente sorprendido, y de improviso, me vi entre sus brazos. “No tienes que estar nerviosa. Lo lograremos juntos”, me susurró dándome palmaditas en el hombro. Como era el momento de las fotos, me rodeó con sus brazos. Mientras posábamos para Jonathan, me dijo en un susurro que él todavía no estaba acostumbrado a todo eso y que estaba muy nervioso y era muy tímido él también. “Ellos siempre están pensando que alguien quiere matarme”, añadió quedamente y girando los ojos, con sus mirada ahora fija en sus guardaespaldas, que estaban por allí cerca a cargo de los niños.

Ahora ya se había roto el hielo y en los siguientes minutos hablamos el uno con el otro. Me había prometido a mí misma que no le preguntaría nada personal y no le trataría como cualquier periodista amarillista. Por tanto me sentí aliviada de que pareciera interesado en mi vida y me preguntara un par de cosas. Le conté algunas cosas sobre mí y mi vida cotidiana. Cuando le dije que nuestro encuentro tenía que haberse producido en realidad un día antes, pareció incrédulo: “¿Cancelaste tu vuelo por MÍ?”, preguntó como si fuera difícil de creer que él era tan importante como para justificar una cosa así. Cuando añadí que había esperado más de un año para ese día, me miró aun más asombrado. “¿por mí?”, repetía. Su humildad era sorprendente.

“Ni siquiera sabía que iba a haber este encuentro… me lo dijeron hace unas horas tan solo”, me dijo. Después de eso, Michael tenía que posar para algunas fotos él solo y yo volví a mi sitio detrás de la cámara, disfrutando de ver a Michael en acción. De alguna manera, todo el mundo alrededor nuestra desapareció poco a poco hacia la habitación de al lado y de repente, me encontré sola con Michael. Yo estaba sorprendida y Michael parecía confuso por ello. Pero entonces una risa apareció en su cara y me llamó. En el camino hasta la reunión, el señor Jones me había dicho que no debía mirar fijamente a la nariz de Michael (¡como si fuera a hacerlo!) ni preguntarle nada, ni pedirle un autógrafo. Pero cuando estuvimos solos pensé que no le importaría, recobré la calma y lo hice, “¿te importaría firmar mi libreto de Dangerous?”, le pregunté educadamente y Michael sonrió resplandeciente. “!Por supuesto!” le di el libreto y un bolígrafo y él decidió espontáneamente que la piedra ancha y alta situada a la derecha del estudio fotográfico podría servirnos como sillas. Usó la manga de su camisa para quitar el polvo de la piedra y, muy caballeroso, me ofreció asiento. Yo estaba muy impresionada - era tan, tan educado! Agradeciéndoselo, me senté y le observé cómo se sentaba a mi lado y pasaba las hojas del libreto buscando una página adecuada para firmar. De algún modo, sentía que ya no había distancia –ni física ni emocional- entre los dos, y también admití que pensaba que el señor Jones no era muy simpático y que me daba bastante miedo porque parecía muy estricto y dominante. Michael solo rió de un modo bastante divertido y me dio palmadas en el hombro diciendo, “no debes tener miedo de él. Él es así. Incluso yo le llamo señor después de todo este tiempo, ¿te imaginas?”

Cuando terminó de escribir la dedicatoria en mi libreto, se levantó y cogió mi mano para ayudarme a levantarme. Miré por la habitación donde una de las niñas que jugaban llamó mi atención: “Oh, es tan linda!”; exclamé y señalé su bonito pelo rizado. “¿Cómo se llama?” Michael siguió mi mirada y rompió a reír. “!Es un chico!”; dijo y sentí como mis mejillas enrojecían. “Oh, yo… no lo sabía”, balbuceé bastante avergonzada. “lo siento!”, me disculpé, y de repente, Michael se puso más serio. “Son todos chicos”, dijo, y su voz era… no sé bien cómo describirla. ¿Dura con intención, quizás? Yo estaba en silencio, porque no sabía qué contestar a esa afirmación. Llena de horror, me di cuenta de que los ojos de Michael estaban ahora llenos de lágrimas. Entonces susurró: “De verdad quiero a los niños. ¿TÚ me crees?” El modo en que enfatizó ese “tú” implicando que mucha gente no le creía, me desgarró el corazón. Parecían rondarle los demonios de su pasado y no le dejaban en paz. Ahora sabía con absoluta certeza lo que solo había podido imaginar antes: Habían herido profundamente a este hombre, le clavaron un puñal en su corazón y se lo retorcieron bien. Habían cometido con él una gran injusticia…

Yo tenía solo 17 años, y él era el hombre que significaba todo para mí, el hombre de quien me sentía más cerca. Estaba perdida sin saber qué hacer. Mi primer impulso fue abrazarle fuertemente y reconfortarle, pero luché contra él porque asumí que eso sería desagradable para él. Tampoco quería destruir la frágil banda de confianza entre nosotros. Mirando en retrospectiva, me arrepiento profundamente de no haber seguido lo que me dictaba el corazón. Lo que hice fue devolverle su inquisitiva mirada y asentir con fuerza, “lo sé, Michael. Lo sé”, susurré. Estuve a punto de romper a llorar yo también, y él pareció notarlo, sacudió su desesperación y su tristeza y resplandeció de nuevo. Para distraernos los dos, me presentó a todos los niños que estaban por allí. Eran sus sobrinos, me dijo entre otras cosas.

“Michael, tienes que irte. ¡Los niños están esperando!”; dijo Bob Jones indignantemente, lo repitió varias veces y señaló a la puerta por donde los sobrinos de Michael habían salido. El momento temido había llegado y aunque no quería separarme de Michael, fui yo quien le alargó la mano para estrechar la suya, susurré un adiós, diciéndole que me había encantado conocerle y que esperaba que todos sus sueños se hicieran realidad. Me volví e intenté echar a andar, pero Michael agarró mi mano, me hizo volver, me abrazó entre sus brazos y me dio un beso en la mejilla izquierda. Me quedé tan perpleja que no me di cuenta de lo que estaba pasando. Así que, desgraciadamente, no me dio tiempo a disfrutar del momento realmente. Pasó demasiado rápido. Creo que le devolví el beso, pero no sé si Michael me dijo algo a mí o no. Estaba como en trance, volví a mi sitio y miré cómo Michael era conducido fuera de la habitación.

Después de que la puerta se cerrara detrás de Michael, dejé salir todos mis sentimientos. Toda la tensión emocional fue liberada. Más tarde, en la cena, el señor Jones me preguntó si estaba feliz por haber conocido al “Rey del Pop”. ¡Cómo odiaba que la gente se refiriera a Michael usando la tercera persona, como si no fuera un ser humano! Mis ojos estaban todavía ligeramente enrojecidos cuando le miré: “Estoy contenta de haber conocido a Michael”, le contesté y volví a poner mi atención en la comida.

Después de ese día, en los años siguientes, vi a Michael varias veces, continué siguiendo su vida y su carrera. Pero fue ese día el que cambió mi vida y el que me ha dado tanto. Mirando hacia atrás, puedo decir que, sin Michael, nunca me habría convertido en la persona que soy hoy. Por eso es por lo que he accedido a escribir mi historia: quería compartir mi experiencia, transmitir a los demás qué maravilloso, generoso y adorable ser humano fue Michael. Él no es –no era- como la gente lo imaginaba, y yo tengo mucho que agradecerle: Sin Michael, nunca habría estudiado inglés y nunca habría deseado trabajar con niños y jóvenes adultos. Sin él, la tímida joven de entonces no se habría convertido en una mujer segura de sí misma. Hoy día, trabajo como lectora en un colegio de Alemania, enseñando inglés y alemán a gente joven de entre 16 y 25 años. Entre los jóvenes, Michael es popular como nunca antes. Es absolutamente genial ser fan suya. Solo desearía que la razón fuera otra distinta…

Pero también sé que él está bien ahora, y aunque suene manido, está en un lugar mejor. ¡Gracias por todo, Michael! Nunca te olvidaré.





¡PELLÍZCAME!

Por Marina Dobler, Alemania

¡Por fin!

¡El jumbo despegó! Y con cada segundo que ascendía más alto en el aire, nuestra emoción se disparaba sincronizadamente a unos nuevos niveles todavía desconocidos. Sí, ¡lo hicimos de nuevo! Íbamos de camino hacia Michael y esta vez estábamos atravesando medio planeta para verle. Sentíamos que con cada milla que el avión avanzaba, no solo nos llevaba más cerca de él si no también más y más lejos de nuestra rutina diaria. Era un sentimiento maravilloso, mágico e intrépido. Tantas semanas de preparación que quedaban tras Sonja y mía, tanta emoción dentro nuestra y quién sabe cuántas aventuras ante nosotras. 

Incluso aunque habíamos viajado bastante para ver a Michael en los años anteriores, el hecho de que esta vez estuviéramos viajando a California, su casa, era muy novedoso para nosotras y más emocionante que cualquiera de los otros viajes. Solo con la oportunidad de llegar a ver todos esos lugares con nuestros propios ojos, de los que solo habíamos leído en libros y revistas, ya era un sueño hecho realidad y se suponía que era lo máximo. Nos la habíamos arreglado para conseguir entradas para la “Fiesta del 45 cumpleaños de Michael Jackson” en el teatro Orpheum de Los Ángeles y si todo iba bien, incluso llegaríamos a ver a Michael allí. Estábamos tan entusiasmadas y más allá aún, pero también nos sentíamos un poco tristes y raras porque nuestros otros amigos no habían podido unirse a nosotras esta vez. Simplemente la distancia era demasiado abrumadora. Pero prometimos contarles todo una vez que volviéramos y por eso, llevábamos un diario de viaje con nosotras. 

Las 14 horas de vuelo nos dieron a Sonja y a mí suficiente tiempo para reflexionar sobre nuestras pasadas experiencias como fans de Michael Jackson. De alguna manera se sentía como si todo estuviera escrito. Yo descubrí a Michael en un momento de mi vida cuando me sentía sola e incomprendida, un periodo difícil llamado adolescencia. Leyendo sobre él y su vida pasada, me mostró que no estaba sola con mis problemas. Incluso alguien tan asombroso como Michael Jackson tuvo que experimentar esa clase de sentimientos y solo saber eso ya me ayudó muchísimo. Pero su poderosa música y sus letras me dieron la fortaleza que necesitaba para continuar y encontrar mi propio camino. Era mi ancla en el mar de mis inseguridades, mi guía a través de la jungla de mi confusión y mi consejero en la búsqueda de valores en mi vida.

Pero incluso llegó a ser mejor unos años después, cuando encontré mucha gente que era como yo y que también eran fans de Michael. Pensaban lo mismo, sentían lo mismo y pronto tuvimos la sensación de que ya nos conocíamos los unos a los otros desde hacía años. Desde ese momento en adelante, el mundo dejó de ser tan grande, las metas no estaban tan lejanas y los sueños no eran tan difíciles de alcanzar. No importaba en qué parte del mundo estuviéramos o en qué circunstancias: estar frente al hotel de Michael en mitad de una noche helada o en medio de toda la conmoción del 11 de septiembre en Nueva York. Dondequiera que estuviéramos juntos, nos sentíamos seguros porque nos sentíamos en casa. Supongo que eso es lo que la gente llama almas gemelas y estoy tan agradecida de haberlas encontrado a través de Michael…

“Señoras y señores, estamos aproximándonos al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles”. El anuncio del capitán nos sacó de nuestros sueños y bruscamente nos catapultó a la realidad. Pero ¿cuál era esta realidad? Parecía más un sueño, ¡un sueño hecho realidad! 


EL DIARIO
Jueves, 28 de agosto de 2003

¡Qué día! Lo primero que hicimos por la mañana fue recoger nuestro coche de alquiler e ingeniárnosla para conducir desde esta enorme ciudad hasta el Valle de Santa Ynez. Estábamos bastante nerviosas. Esas autopistas de siete carriles y todos esos atascos de tráfico hicieron que nos quedáramos en blanco. Gracias a la increíble habilidad de Sonja para leer mapas, valientemente nos las arreglamos para salir de ese caos. Una vez estuvimos fuera de L.A. fuimos verdaderamente recompensadas con una impresionante vista del infinito Océano Pacífico próximo a nosotras y un cielo sin nubes profundamente azul sobre nuestras cabezas. Eufóricas y emocionadas, navegamos por la autopista 101 con la música de Michael a todo volumen. “You rock my World, you know you did…”. Afortunadamente nadie podía oírnos cantar. ¡Nos sentíamos tan libres, tan ilusionadas, tan felices y dichosas! ¿Puede ser la vida mejor? 

Con “Let me show you, let me show you the way to go…” nos fuimos acercando a Santa Bárbara. Era difícil no distraerse demasiado por nuestro estupendo buen humor y las canciones pegadizas, pero después de todo aún teníamos que encontrar la salida correcta de la autopista para llegar a Neverland, que estaba bastante lejos de la carretera principal. Una vez que la dejamos, condujimos por colinas, a través de valles y puentes y pasamos el azulísimo Lago Cachuma antes de que llegáramos a ver un cartel que decía “Figueroa Mountain Road”. Cuando nos metimos en esta sinuosa y bacheada carretera, casi no podíamos contenernos. “¡Casi estamos allí!” grité. Nuestra emoción se incrementaba a cada segundo que nos acercábamos a casa de Michael, por lo que es de suponer que eso fue lo que nos hizo pasarnos la puerta de entrada a Neverland en un primer intento. 


“¡Para!” gritó Sonja, “¡Está ahí! ¡Incluso hay algunos fans!” ¡Qué vergüenza! ¡Nos habíamos pasado unos 50 metros de la puerta! Queriendo no atraer demasiado la atención de los pocos fans que ya había esperando en la sencilla y totalmente discreta puerta de madera, hábilmente giramos nuestro coche y aparcamos. Totalmente entusiasmadas por dentro pero aparentando toda la tranquilidad posible externamente, paseamos hacia los otros fans y les saludamos. Reconocimos unas pocas caras de otros viajes que habíamos hecho e inmediatamente empezamos a relajarnos.

“Así que ¿esto es Neverland?” pregunté todavía un poquito incrédula mientras mirábamos hacia las vallas de madera con las vacas de pastoreo sobre las mullidas y casi secas colinas entre enormes y viejos robles y una pequeñita caseta de vigilancia cerca de las puertas de madera. Así no era como había imaginado que sería. “Sí” dijo uno de los fans que esperaban “pero esto es solo la puerta exterior”. Sin embargo, antes de que pudiéramos preguntar más, una indefinida emoción creció entre los fans: una mujer con uniforme se acercó y nos habló “¡Ok, que todo el mundo se aparte del camino!”. Solo entonces vimos un Rolls-Royce negro acercándose a las puertas desde el interior. Sonja y yo contuvimos la respiración. Lentamente, la puerta se abrió y los 20 o más fans nos hicimos a un lado obedientes pero perplejos. Muchos pensamientos cruzaron nuestra mente en ese preciso momento. ¿Estaba Michael saliendo en ese coche? No, ¡no podía ser! Acabábamos de llegar pocos minutos antes, ¿cómo íbamos a poder tener ESA suerte? Pero y si… No. Después, un segundo guardia se acercó y ordenó a unos pocos fans que se echaran un poco más atrás mientras al mismo tiempo nos informaba “¡Chicos, no es él! Así que no lo sigáis, ¿ok?”.

Con eso dicho, el brillante coche negro lentamente atravesó las puertas, seguido muy de cerca por un Jeep oscuro. Cuando se acercó más hacia nosotros, realmente sentimos que Michael estaba allí. Su aura era inmensa. Lo habíamos experimentado varias veces antes, durante otros viajes. Podías sentirle antes de verle. Y de hecho, justo cuando el coche estaba pasando la primera línea de fans, la oscura ventanilla trasera se abrió y entonces le vimos. Con una gran y feliz sonrisa en su cara, nos saludaba con la mano. “Oh, Dios mío” Sonja intentó decir “¡Realmente es Michael!”. Yo simplemente me quedé sobrecogida e intenté sonreír y devolverle el saludo. Pero una vez que el coche de Michael estuvo en la calle, aceleró y nos dejó allí parados con la boca abierta. Sonja y yo estábamos sin palabras. ¡Acabábamos de llegar y ya le habíamos visto!

Naturalmente, todos los fans se estaban preguntando en ese momento a dónde se dirigiría e incluso algunos intentaron seguir el coche aunque los guardias lo habían prohibido estrictamente. Para nosotras era más que suficiente haberle visto sonriendo y saludándonos. No podía ser mucho mejor, ¿no? No habíamos esperado nada como eso. Pero después de un rato, cuando nos acordamos de nosotras mismas, recordamos que aún teníamos que buscar un lugar para dormir esa noche y comprar algo para comer. Así que, aunque fue duro, finalmente logramos dejar Neverland y echar un vistazo al pequeño y coqueto pueblo de Solvang, a solo un par de millas del rancho de Michael. Allí, rápidamente encontramos un acogedor Bed & Breakfast y el necesario supermercado. Seguramente hubiéramos disfrutamos mucho de esta hermosa ciudad con sus casas de madera si nuestra mente aún no hubiera estado en Neverland. ¿Qué nos habríamos perdido desde que nos fuimos de allí?
Solvang



Cuando volvimos, escuchamos que Michael había regresado hacía un rato. Había rumores de que había estado en el dentista con uno de sus niños y otros rumores decían que alguno de los fans que habían estado esperando, se les había permitido entrar en Neverland pero nadie parecía saber si era verdad. Al poco rato, el anochecer se extendió y un precioso cielo estrellado apareció sobre nuestras cabezas. El aire olía a hierba seca y estaba tan claro que incluso podíamos ver la Vía Láctea con sus millones de estrellas. Era un anochecer realmente mágico, cuando de repente un extraño sonido chisporroteante interrumpió esta tranquila atmósfera. Mirando hacia arriba, vimos una increíble y enorme estrella fugaz volando, haciendo una pequeña curva sobre nosotros antes de desaparecer justo tras algunas de las colinas de Neverland. Todos nos quedamos desconcertados. ¡¡Nunca habíamos visto algo como eso!! Incluso el guardia de la caseta se acercó corriendo hacia nosotros y preguntó “¡¿Chicos, habéis visto eso?!”. “¡Era extraordinariamente grande!”. De hecho esta no era una estrella fugaz normal, ¡en realidad era más como un cometa con una cola resplandeciente! Era como un cuento de hadas. Parecía que aquel lugar era mágico, tan mágico como Michael lo era para nosotros. Naturalmente, Sonja y yo –como probablemente la mayoría de los otros fans- pedimos rápidamente un deseo y desde ese momento, no dejamos más en nuestras manos lo que pasaría mientras estuviéramos allí. Tan abrumados como estábamos, casi no nos dimos cuenta de que había empezado a hacer realmente fresco. Solo cuando apareció la niebla, y los coyotes y lobos comenzaron a aullar en las montañas de alrededor, realmente sentimos un poco como si fuera el video de Thriller y decidimos que era un buen momento para dar por finalizada la visita. 

Cuando ya estuvimos en el coche, nos dimos cuenta de que realmente no habíamos comido nada desde el desayuno y estábamos muy hambrientas. Antes de nuestro viaje habíamos leído una pequeña historia sobre Michael y un restaurante Taco Bell en Buellton, una ciudad a solo pocas millas de Solvang. Cuenta la historia que algunas veces, Michael conducía tarde en la noche hasta este corriente y pequeño restaurante de comida rápida para comprar algo de “comida grasienta” después de que sus niños se fueran a la cama. Se dice que su plato favorito era el menú “número 7”. Así que Sonja y yo pensamos por qué no intentarlo y conducir hasta Buellton. Con curiosidad, pedí este infame menú pero ¡qué gran error! Después de un par de bocados me di cuenta de que ese “número 7” parecía realmente consistir solo en grasa así que mi estómago y yo pasamos una noche terrible. 

Nota del día: “¡El Número 7 no es tan genial como pensaba!”



Viernes, 29 de agosto de 2003. ¡Feliz cumpleaños, Michael!


Después de una noche sin dormir mucho (debido al número 7), nos despertamos –no, en realidad fue más como si cerrara los ojos con cuidado y al instante fuese catapultada a una nube de números sietes (oh, no, ¡menú número 7 otra vez!).Hoy era SU cumpleaños y estábamos aquí para unirnos a los otros fans frente a su puerta, para celebrarlo con él y con suerte, poder darles nuestros regalos a sus guardias de seguridad. Así que en cuanto desayunamos, nos preparamos, nos pusimos nuestras auto-diseñadas camisetas de “Delegación de Cumpleaños de Munich”, cogimos nuestros carteles y regalos de cumpleaños bávaros y condujimos a Neverland. Una vez en nuestro coche, nos impresionamos otra vez: conducir a través de ese bello paisaje que Michael llamaba hogar en conexión con su música era una experiencia por si sola. De alguna manera sentíamos como si en ese entorno fuera más fácil comprender quién era él realmente y lo que le movía. Sé que suena extraño pero así era como se sentía. 

Cuando llegamos sobre las 10.30 a.m., ya había algunos fans allí. Era un bonito día soleado y nos unimos a ellos sentándonos en el césped frente al camino, charlando e imaginando cómo pasaría Michael el día. Realmente hubo bastante ajetreo en la puerta esa jornada. Muchos coches de reparto entraban y salían así como una limusina de ventanillas tintadas (¿invitados para felicitarle?), un cerrajero (¿se había encerrado dentro o fuera?) y para superarlo todo, una hormigonera (¿qué demonios estaba haciendo para su cumpleaños?). Más y más fans llegaron y con ellos, el ambiente se fue haciendo más loco y divertido por minutos. Se pusieron globos, guirnaldas y otras decoraciones en los árboles y caminos, y la música de Michael retumbaba desde los altavoces de los coches. Ahora realmente parecía una fiesta de cumpleaños. 

En algunos momentos cuando todo estaba más tranquilo, pudimos escuchar el teléfono sonando en la pequeña caseta del guarda. Era ya tarde cuando poco después de una de esas llamadas, un guardia se aproximó a nosotros y nos preguntó si queríamos darle algo para Michael. “¡Naturalmente!”, casi contestamos todos a la vez. Y así, con una sonrisa en nuestra cara, Sonja y yo corrimos hacia nuestro coche y sacamos nuestra bolsa blanco y azul de regalos bávaros para Michael. El amable guarda recogió pacientemente todos los objetos de los fans y los puso en el suelo de su furgoneta antes de conducir hacia la casa principal. “¡Wow! ¡Ahora él verá nuestros regalos!”, comenté más pensativamente para mí que para los demás. “Sí, y estoy segura de que se reirá un montón” replicó Sonja, sonriéndome. Habíamos comprado todo tipo de divertidos y extraños objetos en nuestro Munich –si bien no menos importante, un CD con música Bávara. 

En ese momento todo el mundo estaba de buen humor. Algunos fans comenzaron a hacer escenas de baile o una imitación de videos de Michael y todos cantábamos y hacíamos palmas mientras mirábamos. Era muy divertido y el volumen de nuestras risas y cantos hacía eco por el valle. Después de un rato, por casualidad dejé de mirar a los fans y lo hice hacia Neverland. Allí, a bastante distancia, reconocí un pequeño coche blanco de golf con una persona vestida de negro dentro, conduciendo lentamente hacia nuestra dirección. “Sonja, ¡mira!” le dije a mi amiga y ambas supimos inmediatamente que el del coche era Michael –al igual que de alguna manera, pudimos sentirle de nuevo. Entonces, los otros fans también se dieron cuenta de ese extraño cochecito y sin más, todos comenzaron a saludarle con la mano. En ese momento, el cart hizo un abrupto giro cambiando de dirección (casi volcó) y rápidamente desapareció tras la siguiente esquina, dejando una nube de polvo tras él. 

Todos estábamos perplejos, asombrados y divertidos al mismo tiempo. Realmente era Michael y debía haberse asustado cuando se dio cuenta que todos le habíamos reconocido aunque aún estaba bastante lejos de nosotros. “¡Definitivamente subestima su aura!” exclamó Sonja. Después de un rato de reflexión, llegamos a la conclusión de que probablemente Michael quería comprobar de dónde venía toda la música y las risas y/o cuántos fans había en la puerta. Era emocionante saber que estaba tan cerca y obviamente interesado por sus fans en su cumpleaños. Entusiasmados, continuamos con nuestra pequeña fiesta pero no sin echar un vistazo de vez en cuando hacia la dirección por donde se había marchado. 

Pero no pasó mucho hasta que nuestra alegre celebración fue interrumpida. Un coche de policía condujo hasta allí y paró justo en la puerta. El estricto oficial fue directo a la caseta del guardia desde donde pudimos oírle hablar con el de seguridad. Impresionados, bajamos la música e intentamos descubrir de qué iba todo aquello. Teníamos el mal presentimiento de que estaban a punto de echarnos de allí, probablemente porque estábamos siendo demasiado ruidosos o estábamos bloqueando la calle. Pero pocos minutos más tarde, el oficial simplemente se marchó sin más. Estábamos perplejos. Pero antes de que pudiéramos encontrar alguna explicación, uno de los guardas se acercó a nosotros. “¿Podéis prestarme atención?” pidió con determinación. Entonces continuó: “Chicos, tenéis que salir de la calle. Así que por favor, que todo el mundo vuelva a sus coches y…” Oh no, ¡lo sabía! Nos estaban echando, pensé para mi misma. Pero antes de que incluso pudiera terminar mi hilo de pensamientos, el guarda continuó “… ¡y conducid adentro!”.

¡¡¡¿Qué?!!! Todo el mundo parecía desconcertado. “¿Ha dicho ADENTRO?” preguntó Sonja con los ojos muy abiertos mientras yo la miraba y lentamente asentía: “Ehmm, creo que sí”. Me llevó un momento asumir la noticia pero cuando todos los otros fans ya corrían hacia sus coches y empezaban a hacer cola frente a la puerta, supimos que era verdad. “¡No puedo creerlo!” grité una vez dentro del coche. “¡Yo tampoco!” replicó Sonja entusiasmada mientras buscaba desenfrenadamente los polvos de maquillaje en el bolso. Las mismas escenas parecían estar ocurriendo en la mayoría de los otros coches también. Las chicas comprobando sus maquillajes en el espejo retrovisor y repasando su lápiz de labios mientras conducían. ¡Qué imagen! Una vez en las puertas, se nos solicitó dejar todas las cámaras dentro de nuestros coches antes de ser escoltados por un guardia en su furgoneta al interior de Neverland. 

¡Estaba tan nerviosa que casi olvidé cómo conducir! Pocos momentos más tarde, llegamos a un gran aparcamiento cerca de la entrada más hermosa que jamás haya visto. Mientras tanto, había oscurecido pero las millones de luces que resplandecían desde el interior de Neverland producían un brillo cautivador. Se nos pidió hacer cola porque teníamos que firmar un documento de confidencialidad donde estábamos de acuerdo en no hacer fotos, etc. Esto hizo que me diera un poco de tiempo a darme cuenta de dónde estaba en realidad. Yo, ¡aquí en Neverland! Era tan increíble que inmediatamente las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. ¡Uno de mis más grandes sueños se estaba haciendo realidad en ese momento! Nunca creí que realmente pudiera visitar algún día este precioso lugar pero ahí estaba. Ocurrió todo tan rápido y era tan increíble, la atmósfera era tan mágica, que tuve que pellizcarme varias veces para comprobar que no estaba soñando. Echando un vistazo a Sonja, vi que estaba lidiando con las mismas emociones que yo y parecía estar en un estado similar. 

Tras la firma, se nos pidió atravesar la entrada de puertas doradas con la inscripción “Dieu et mon droit” (Dios y mi voluntad). “¡Ah! ¡Así que el lema está aquí!” dijo Sonja riendo nerviosamente y yo tuve que sonreír por algunas imágenes que aparecieron de repente en mi cabeza y que rápidamente intenté bloquear. Impactados, atravesamos las puertas hacia el pequeño tren rojo que nos esperaba allí. Cuando todo el mundo se sentó, se puso en movimiento con un alto pitido. El viaje de nuestra vida comenzaba. No sabía a dónde mirar primero. Me sentía como una esponja tratando de absorber tantas impresiones como pudiera. Una brisa de aire fresco rozaba mi cara, música clásica que provenía de altavoces invisibles escondidos en cualquier parte del manto de flores acariciaba mis oídos y las millones de pequeñas luces iluminando docenas de guirnaldas en viejos robles deleitaban mis ojos. Las luces bañaban todo en un encantador resplandor dorado, haciendo incluso más difícil de creer que todo aquello fuera real. De nuevo, el alto pitido del tren hizo eco en la oscuridad y Sonja y yo nos pellizcamos repetidamente mientras pasábamos el lago con sus enormes fuentes iluminadas y el romántico puente de piedra que dirigía hacia su preciosa casa antes de llegar finalmente al parque de atracciones. 


Todas las atracciones estaban también iluminadas y a pleno rendimiento. Solo la visión ya nos abrumaba. Admiradas con todo lo que veíamos, Sonja y yo no nos atrevimos a salir del tren al principio pero cuando un guardia nos vio clavadas en el sitio, amablemente se acercó y simplemente nos alentó a divertirnos y movernos libremente por allí, como los otros fans. Aún atemorizadas, nos fuimos hacia las sillas colgantes. No podíamos creer lo que veíamos cuando descubrimos que esa atracción estaba hecha en Bavaria, nuestro hogar, así que naturalmente fue este juego el que por fin rompió nuestra resistencia. La música de R Kelly sonaba a todo volumen por los altavoces. “¡Esto es el cielo!” le grité a Sonja y no pudimos dejar de reír durante todo lo que duró la atracción. Después de eso, nos reunimos con algunos de los otros fans entrando a una enorme barca-columpio llamada “Sea Dragon”. “Moved vuestro cuerpo como una serpiente” sonó por los altavoces justo cuando la barca se ponía en movimiento. Cogidas al principio un poco por sorpresa (porque no estábamos seguras de quién había dicho eso) rápidamente nos dimos cuenta de que solo era la voz de R. Kelly. De nuevo, nos reímos todo lo que duró, se nos caían lágrimas de alegría. Ninguno de nosotros queríamos bajarnos de esta atracción después del primer pase así que se nos permitió quedarnos para una segunda vuelta. Esta vez la canción “Ignition” resonó en la noche y desde que todos la habíamos visto en “The Private Home Movies”, supimos que era una de las canciones favoritas de Michael. “¡Aaaah, no puedo creerlo!” gritaba Sonja mientras yo sentía justo lo mismo. 

Tras esto, realmente necesitamos ir al aseo. Los simpáticos guardas nos mostraron el camino al cine de Michael donde podíamos hacer uso de sus instalaciones. ¡Oh Dios mío! ¡Su cine! El mismo que habíamos visto en la TV hacía años durante la entrevista con Oprah Winfrey. Y ahora, allí estábamos –¡usando su aseo! Creedme, esta es una experiencia por si sola. 

Una vez de vuelta al parque de atracciones, decidimos conducir los autoscooter. Fue muy divertido, especialmente cuando tuvimos al principio un pequeño problema con nuestro volante y colisionábamos repetidamente con la maquina de niebla al ritmo de la canción de Lumidee “Never leave you”. Una intensa niebla nos rodeaba gracias a la máquina animada y hacía más inevitable chocar con otros fans. Nos reímos muchísimo. Después de un rato, nos paseamos con las mejillas sonrosadas hacia el nostálgico tiovivo. Simplemente verlo nos catapultó de vuelta a nuestros días de infancia e inmediatamente nos calmamos. Pero en cuanto me monté en un caballo, un embarazoso pensamiento cruzó mi mente. “¿Se habrá montado él también en este caballo?”. Más tarde, Sonja confesó haber tenido el mismo pensamiento así que decidimos que urgentemente necesitábamos algo para aplacarnos. 

Un carrito de helados cercano fue muy conveniente para esta causa. Ese día comí el mejor helado de fresa de mi vida. Un vistazo a un gran reloj me sobresaltó un poco porque ¡eran casi las 11 p.m.! El tiempo vuela cuando te lo pasas bien –es una gran verdad. Poco a poco, la mayoría de los otros fans se acercaron paseando hacia la pequeña plaza para tomar algún refresco después de toda la emoción y diversión. Y entonces, por primera vez desde que entramos a Neverland, sonó una canción de Michael. ¡Qué sonido! Muchos fans comenzaron a bailar y cantar pero Sonja y yo no éramos muy buenas en eso y no queríamos avergonzarnos más, así que nos alejamos un poco de la multitud paseando. En realidad nuestra intención era buscar una papelera para tirar los palitos de nuestros helados. Pero entonces una idea pasó por nuestra cabeza. “Al menos deberíamos recoger algunas piedras para nuestros amigos en casa como souvenir” sugirió Sonja. ¡Qué gran idea! Y cuando estuvimos un poco más alejadas de la gente y los guardas, tuvimos la oportunidad de hurgar rápidamente en un parterre cercano. Sentíamos que pasábamos totalmente desapercibidas en aquella oscura esquina mientras buscábamos algunas piedras. “¡Maldición, no hay piedras aquí!”, le dije a Sonja, perpleja. “¡Ni por aquí!”, replicó un poco estresada. “¿Cojo entonces algunas hojas?” pregunté también poniéndome nerviosa porque no queríamos que nos vieran los guardias. 

Todavía arrodilladas en el suelo, inclinadas sobre el parterre, Sonja y yo tuvimos de repente la extraña sensación de estar siendo observadas. Lentamente levantamos la cabeza un poco y para nuestra gran sorpresa, vimos una persona vestida de oscuro con una sudadera con capucha y una gorra en su cabeza sentada en un carrito de golf poco iluminado, solo a pocos metros de donde estábamos. En el momento en que se dio cuenta que le habíamos visto, rápidamente se alejó a toda velocidad en la oscuridad,obviamente divertido y llevando el ritmo de la música con sus manos en el aire. Sonja y yo nos miramos con la boca abierta. “¿Ese era Michael?” tartamudeé finalmente y Sonja solo asintió con la cabeza “Creo que sí…”. Evidentemente, había visto a los fans divirtiéndose en su parque y probablemente pensó que desde el oscuro rincón desde el que miraba, sería perfecto para contemplarles. En ese momento se nos cayó la venda de los ojos. Naturalmente, aquello era tan típico de Michael. Le encantaba pasar desapercibido y probablemente nos había observado desde que entramos en Neverland. Sonja y yo tratamos de recordar si había habido algún otro momento embarazoso del que hubiera podido ser testigo. Desafortunadamente, contamos bastantes…

Con las mejillas sonrosadas, Sonja y yo volvimos con la multitud, no sin haber recogido por fin algunas piedras de las vías del tren. Nos estábamos preguntando si alguien más se habría dado cuenta de que Michael estaba por allí. Un poco más tarde, descubrimos que unos pocos fans también le habían visto pero afortunadamente y del mismo modo, mantuvieron la calma. Decidimos pasear un rato más pero poco después los guardias nos dijeron que era momento de decir adiós a Neverland. Naturalmente, el momento llegó demasiado pronto para nosotros. Había tanto por ver y experimentar pero ya era cerca de la medianoche e incluso el más maravilloso de los sueños al final tenía que terminar. Los amables guardas nos llevaron al tren de nuevo y uno de ellos nos dijo que podíamos cantarle a Michael si queríamos. Algunos fans confusos preguntaron si Michael podría oírlo desde la casa, que estaba bastante retirada del parque de atracciones. Pero el guardia replicó que ciertamente creía que sí mientras sonreía sospechosamente. Sonja y yo tuvimos que sonreír también porque igualmente sabíamos que seguramente Michael estaba en alguna parte muy cerca y nos observaba en ese preciso momento. Convencidos por la respuesta de los guardias, el centenar de fans, en ese momento ya sentados en el pequeño tren, comenzamos a cantar “¡Cumpleaños feliz, Michael!” tan fuerte como pudimos –más o menos simultáneamente. La canción se repitió en más de cuatro idiomas hasta que llegamos a la zona de aparcamiento. ¡Vaya espectáculo que debió ser! Pero más aún, ¡qué sonido el que resonó esa noche a través de la habitual tranquilidad del paisaje!.

En el aparcamiento, todo el mundo dejó de cantar e instantáneamente un triste sentimiento de melancolía se extendió entre nosotros. Ya todo se había acabado, demasiado rápido. Aunque habíamos estado en el parque por varias horas, sentíamos como si acabáramos de llegar. Mirando hacia las puertas doradas de la entrada, que habíamos atravesado solo hacía un momento, dejé que mis emociones también la atravesaran. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. “¡Gracias Michael! ¡Muchísimas gracias!” musité, cerrando los ojos e inhalando profundamente por última vez el aire perfumado de fresco césped antes de tener que entrar en nuestro coche. 

El camino de regreso a nuestro Bed & Breakfast fue muy silencioso. Ambas necesitábamos un momento para comprender, para asumirlo todo. Pero pronto empezamos a hablar y casi no pudimos parar. Hablamos casi toda la noche, repitiendo una y otra vez lo que acabábamos de experimentar para recordarlo todo y finalmente creerlo. 

Nota del día: “¡Los sueños realmente se hacen realidad si los dejas!”



Sábado, 30 de agosto de 2003

¡Qué mañana! 


Despertarse fue una auténtica tortura. Los ojos rojos y las voces roncas no eran desafortunadamente el único síntoma que sufríamos por haber dormido tan poco. Pero cuando nuestro cerebro logró despertarse completamente, nos recordó lo que había pasado la noche anterior e incluso más importante, nos recordó lo que ese día nos tenía reservado. Más pronto que tarde, la adrenalina comenzó a bombear nuestro cuerpo y nos hizo saltar de la cama. Por supuesto, estábamos seguras que lo de la noche anterior no podría superarse pero teníamos bastante curiosidad por cómo el club de fans habría organizado la fiesta de cumpleaños de Michael y si él realmente aparecería. 

Poco después, nos encontramos en la autopista 101 de nuevo, esta vez camino de Los Ángeles. Una vez llegamos a nuestro hotel, decidimos descansar y refrescarnos un poco después del largo viaje. Pero la emoción empezó pronto a crecer en nuestro interior, sabiendo que en solo unas pocas horas probablemente veríamos a Michael de nuevo. Pero teníamos un problema. ¿Realmente nos atreveríamos a llevar nuestros trajes bávaros (llamados Dirndl) a la fiesta? Atraeríamos bastante la atención, lo cual había sido nuestro plan desde el primer momento (especialmente la atención de Michael, por supuesto) pero ahora nos daba un poco de corte, visualizando todas esas miradas fijas en nosotras. Pero tras un rato de discusión, decidimos simplemente hacerlo. No llevó algo de valor salir de nuestro coche en el centro de Los Ángeles con esas pintas mientras nos observaban algunos chicos vestidos de raperos que pasaban el tiempo en el aparcamiento. Aunque parecieron estar bastante asombrados en un primer momento, naturalmente su humor cambió rápidamente para mostrarse burlones. “Eh, señoritas, ¿de dónde venís?” preguntó en voz alta uno de ellos, mientras el resto sonreían y se reían tontamente. Pero Sonja y yo intentamos mantenernos tranquilas e ignorarles completamente mientras caminábamos lo más natural que podíamos hacia la entrada del teatro Orpheum. 
Modelo de traje Dirndl



En la entrada participamos en un sorteo para ganar un Meet & Greet (recepción de bienvenida) con Michael o un viaje a Neverland pero desafortunadamente no tuvimos suerte en ninguno. Una cálida ola de emoción nos rodeó cuando finalmente entramos en el auditorium. Pero una vez que encontramos nuestros asientos fue incluso más. Ahora podíamos ver el balcón donde Michael se sentaría y este balcón estaba a solo unos metros de nosotras –en línea recta. Estábamos tan intrigadas y emocionadas, intentando imaginar cosas tan importantes como qué llevaría puesto y si nos miraría. El auditorio se llenó en poco tiempo y tras un rato, las luces se atenuaron. Los comentarios entusiasmados de los fans que parecían ver más que nosotras desde su ángulo, nos indicaba que algo ocurría. 

¡Naturalmente, la razón era Michael! Apareció en ese balcón con su séquito, viéndose impresionante pero tranquilo como un gato mientras sonreía y saludaba con la mano a los fans. Todo el mundo comenzó a aplaudir y a devolverle el saludo inmediatamente. “¡Michael! ¡Michael! ¡Michael!” gritaban cientos de fans mientras a él parecía divertirle mucho vernos vibrar entusiasmados. “¡Diablos! ¡Está realmente guapo en esos vaqueros ajustados brillantes y con la camisa blanca!” le grité a Sonja con las mejillas resplandecientes. “¡Sí, sí que lo está!” contestó aturdida y añadió, absolutamente absorta por su aspecto “¿Pero cómo demonios vamos a concentrarnos ahora en el espectáculo?”. Solo cuando él se sentó, nos liberó un poco de nuestro estado y al final logramos sentarnos también. Agradablemente la vibración en todo el auditorio se calmó un poco una vez que la sala se quedó toda a oscuras, de manera que los artistas que tenían que subir al escenario no fueran demasiado interrumpidos durante sus actuaciones. Una banda disfrazada como soldados romanos comenzó el show. Era increíble y loco al mismo tiempo. Pero Sonja y yo teníamos un difícil problema. Queríamos ver el show pero al mismo tiempo mirar a Michael sin hacerlo fijamente todo el tiempo. Así que tan disimuladamente como podíamos, echábamos un vistazo al balcón de vez en cuando y entonces veíamos a Michael siguiendo entusiasmado el espectáculo, haciendo palmas y ovacionando tras cada actuación, alzando sus pulgares en aprobación a todas las brillantes y valerosas representaciones. 


Pero tras un rato, Sonja y yo tuvimos la sensación de ser intensamente observadas –una sensación familiar hasta ese momento pero no muy agradable. La mirada que sentíamos venía de la dirección del balcón. Así que por supuesto, miramos hacia arriba para comprobar y nos quedamos en shock (por decir lo menos) cuando vimos a Michael mirándonos. Aunque cuando le miramos, el rápidamente desvió la mirada, agachándose tras un niño sentado a su lado y siguiendo el show con toda tranquilidad de nuevo. Esto ocurrió dos o tres veces más y nos estremeció, y más aún nos confundió mucho. “¡¿Qué pasa?!” me preguntaba mientras Sonja ya parecía haber encontrado la lógica razón: “Creo que nuestro plan de “captación de atención” funcionó pero probablemente ¡los trajes Dirndl son una visión demasiado extraña para él!”. ¿Bien, quién puede culparle?

Posteriormente, Brian McKnight entró en el escenario e interpretó “Lady in my Life”. Fue muy bonito y conmovedor pero cuando empezó a sonar el “Feliz Cumpleaños” para Michael, todos los fans rápidamente nos unimos cantando tan fuerte como podíamos. A diferencia de la noche anterior, ahora podíamos ver a Michael mirándonos, sonriendo y uniendo sus manos en gesto de agradecimiento a todos. Se le veía tan mono. Hacia el final del espectáculo, Michael de repente dejó su balcón. De nuevo la sala se llenó de una gran tensión. Todo el mundo se preguntaba si aparecería en el escenario o si se habría marchado ya. Steve Harvey, el presentador de la velada, empezó a hablar pero le era difícil mantener a los fans en calma, porque imaginábamos lo que podría ocurrir a continuación. Y en efecto, solo unos momentos más tarde el propio Michael aparecía en el escenario, seguido por un grupo de guardaespaldas. En ese momento, el auditorio tembló. Todo el mundo saltó de sus asientos para aclamarle y aplaudirle. ¡Era increíble! 


Sonja y yo no podíamos contenernos tampoco así que nos abandonamos al impulso y corrimos hacia el escenario como muchos otros fans. Un poco en desventaja por nuestros trajes Dirndl, no logramos llegar a la primera fila. Pero Sonja tuvo la brillante idea de subirse en el respaldo de una de las sillas plegables para tener una mejor visión. Sin pensarlo, seguí su ejemplo pero pronto descubrí que era bastante inseguro estar allí. Mi única salvación para no caer y hacerme daño fue un gran hombre calvo que había cerca de mí que parecía un poco como uno de los guardaespaldas de Michael. Pero no había tiempo para pensar en lo embarazoso que sería, así que me armé de valor y simplemente puse mi mano en la calva del hombre para estabilizarme. Afortunadamente, la presencia de Michael era tan abrumadora que obviamente a este chico no le importó que me mantuviera en su calva. Probablemente, ni lo notó. Ahora podía ver a Michael realmente cerca y seguir segura su discurso. Por suerte, él no podía vernos en esta torpe situación desde su ángulo. 

Estaba tan mono y parecía un poco avergonzado por el interminable y frenético aplauso. Alguna de las cosas que dijo fueron “Veo el futuro con gran optimismo”, “… Os haré estar orgullosos de ser fans de Michael Jackson…” y “¡Quiero hacer Neverland más accesible para los fans!”. “Mis niños son vuestros niños y todos los niños del mundo son nuestra responsabilidad…” y entonces anunció que iba a lanzar una nueva organización filantrópica llamada “Go for your dreams!” (Persigue tus sueños) en la cual los fans podrían llegar a ser “embajadores” en su propio país. Él continuó “Insto a toda la gente joven que persiga sus sueños, porque cuando lo hagan, muchos problemas se resolverán en el mundo…” y dijo “me haría sentir extremadamente orgulloso si vosotros, los fans, fuerais embajadores de ‘Go for your dreams’ por todo el mundo…”. Entonces terminó con estas palabras “…la vida es bella. Os quiero. Sois lo mejor. ¡Muchas gracias!” y le ovacionamos. Estábamos tan felices y maravillados por las cosas que había dicho y planeado. Era tan bueno ver que obviamente eracomo un hervidero de ideas y sueños y que tenía la intención de involucrar a los fans en estos preciosos proyectos. ¡Todo era tan emocionante que estuvimos en el cielo esa noche!


Este era otro sueño hecho realidad porque durantes años habíamos deseado apoyar a Michael con sus trabajos de caridad y ahora todo parecía llegar a ser posible. El futuro se presentaba lleno de feliz ilusión, brillante y tan colorido como un arco iris. No había límites, ni barreras que pudieran retenernos con Michael a nuestro lado. Cambiaríamos el mundo junto a él.

Tras su discurso, a una chica que estaba cerca de las escaleras que llevaban al escenario, se le permitió encontrarse con Michael. Estaba muy emocionada, con lo que Michael la abrazó realmente fuerte. Pero había un problema. De camino al escenario, había perdido una de sus sandalias y ahora estaba frente a Michael con solo un zapato. Él rápidamente entendió el problema y, como el caballero que era, intentó recoger el zapato sin ser atrapado por la multitud de manos de los fans. Cuando lo logró, se arrodilló ante ella –justo como en el cuento de la Cenicienta- y le puso la sandalia en el pie. 


La chica estaba sonrojada más allá de la emoción y el bochorno. Pero a Michael parecía divertirle la escena. Sonreía abiertamente como el gato de Cheshire (de Alicia en el País de las Maravillas) –nosotras también- y abrazó a la chica otra vez. Mientras tanto, un coro se había colocado en escena con todos los intérpretes de la noche y comenzaron a cantar “We are the world”. Michael casi tomó el micrófono para cantar un solo pero de repente decidió lo contrario. Sin embargo, cantó sin micrófono como todos lo hicimos. Tras ese momento, un enorme pastel de cumpleaños entró rodando al escenario y todo el mundo cantó “Feliz cumpleaños querido Michael” de nuevo. Junto a un chico de la organización, Michael cortó el primer trozo de pastel, le dio un pequeño bocado y lanzó el resto del trozo a algunos fans de la audiencia. Cuando se iba, se detuvo frente a varias ilustraciones de fans que habían hecho para él, los observó más de cerca y luego, se fue. 

Sonja y yo nos sonreímos la una a la otra “¡Es tan increíble!” gritó. Pero yo tenía otros problemas en ese momento. Rápidamente me bajé de la temblorosa silla antes de que el tipo calvo volviera a sus sentidos y después, Sonja y yo salimos directamente para ver a Michael marchase en su gran limusina blanca. ¡Qué noche! 

Nota del día: No solo unos vaqueros ajustados brillantes puede desesperar a la gente –¡los trajes Dirndl también lo hacen!


Domingo, 31 de agosto de 2003

Cuando sonó el despertador, de primeras simplemente no podíamos movernos. De nuevo habíamos dormido demasiado poco debido a todas las emociones de la noche anterior. ¡Pero esta vez estábamos preparadas! Una sola palabra: ¡Red Bull! Gracias a la bebida energetizante, logramos comenzar a movernos y actualizar nuestro plan para estar en Neverland a mediodía. 

Acabábamos de llegar cuando los últimos dos autobuses de ganadores del sorteo conducían hacia Neverland para pasar el día allí. Sonja y yo nos sentimos un poco abatidas, aunque no teníamos derecho ya que la suerte había estado de nuestro lado los últimos días y más de un sueño se había hecho realidad para nosotras. Sin embargo, era duro mirar y no poder estar dentro ese día, sabiendo el mágico lugar que estaban a punto de descubrir.

Algunos fans que también estaban fuera esperando, nos dijeron que Michael no había llegado aún de L.A. Así que la esperanza volvió a florecer en nuestro interior. Nos dimos cuenta que teníamos otra oportunidad de ver a Michael si volvía en algún momento del día. Así que nos relajamos y nos sentamos en el césped al lado del camino, intercambiando con otros fans todas las emocionantes experiencias de los últimos días. Por la tarde llegaron más fans pero aún no había señales de la gran limusina blanca de Michael.

Sobre las 3 de la tarde, una chica que no habíamos visto antes, intentó movilizarnos para levantarnos y hacer cola frente a la puerta. Pensábamos que era una broma y no la tomamos en serio. Pero nos lo pidió de nuevo y nos prometió que nos haría entrar. La miramos desconcertados pero ella seguía manteniéndose persistente. Vacilantes, se formó una cola de fans y finalmente las 30 o 40 personas nos situamos allí en fila, todavía con la duda reflejada en la cara. Pero efectivamente, la chica fue a hablar con los de seguridad en la entrada y para nuestro asombro, ¡las puertas se abrieron! En ese momento todos estábamos allí parados con la boca abierta. “¡No me creo esto!” tartamudeé a Sonja quien movía la cabeza incrédula. Sentíamos que estábamos de nuevo soñando. Algunos guardas se acercaron con papeles que tuvimos que firmar (el acuerdo para no tomar fotos, etc del rancho) y después, el mismo procedimiento como en la noche del viernes. Escoltados por los de seguridad, condujimos nuestros coches, aparcamos en el parking cerca de los autobuses y atravesamos las puertas doradas de nuevo para ir hacia donde el pequeño tren ya nos esperaba. 

La única gran diferencia con respecto a la noche del viernes era que era de día ¡y podíamos verlo todo! Vimos toda la enorme belleza de Neverland y lo realmente grande que era. En nuestro camino al parque de atracciones, pasamos por maravillosas estatuas de niños jugando, un pueblo indio, un lugar para lucha con pelotas de agua, el lago con las fuentes, flamencos, cisnes y patos, los enormes y viejos robles, los maravillosos parterres de coloridas flores y también su preciosa casa. Cuando llegamos al parque de atracciones, fans y niños con sus padres iban por todas partes disfrutando del bonito día. Todas las atracciones estaban a pleno rendimiento y las risas llenaban el ambiente. Y, al contrario que el viernes por la noche, se permitía a la gente pasear por Neverland por donde quisieran. “¿Puedes pellizcarme?” le pedí a Sonja porque no podía creerlo. Pero pellizcarme no ayudó. ¡Era demasiado surrealista que estuviéramos allí de nuevo! “¡En casa nadie va a creernos!” dije, y mirándonos la una a la otra, empezamos a reírnos a carcajadas. Una vez nos calmamos de nuevo, nos encaminamos hacia el cine de Michael porque hacía demasiado calor fuera sin la sombra de los árboles.

Con cuidado, entramos en el auditorium, el cual estaba a oscuras. En la pantalla vimos la escena final de Thriller. Impacientes como estábamos, nos llevó un rato encontrar un sitio libre en la oscuridad pero cuando nos sentamos, nuestros sentidos fueron conquistados por otra sensación. Los asientos eran aterciopelados, suaves y muy acogedores, móviles y con mucho espacio para las piernas. ¡Wow! ¡Así es como Michael ve las películas! Pero rápidamente nuestra atención regresó a la gran pantalla porque el video Ghosts acababa de empezar. Sin embargo, no era el video habitual que conocíamos, era una versión diferente con escenas que no habíamos visto nunca antes. ¡La versión sin editar! “¡Estamos viendo sus videos en su cine!” señaló Sonja, de repente impresionada. Viéndole en la pantalla decir “…it’s too late, you’re my guests!” (es demasiado tarde, sois mis invitados) no nos lo hacía más fácil. Estábamos absolutamente tensas por todas las emociones e impresiones. Tras Ghosts, vimos un trailer no lanzado al mercado, similar a “Brace yourself” (Prepárate), probablemente uno previsto para un DVD o un concierto. ¡Gritamos mucho porque ver todas esas escenas en su casa era demasiado para nosotras! Cuando la actuación de la Superbowl estaba por empezar, Sonja y yo decidimos dejar el cine porque queríamos ver Neverland de día. Pero no nos fuimos sin dejar en el mostrador nuestras bolsas bávaras que tenían fotos de Michael cosidas por toda la tela (en lugar del Rey Ludwing II). Teníamos la esperanza de que llegaran a él de alguna manera. 

De nuevo fuera, decidimos caminar por la pequeña calle por donde Michael había desaparecido la noche del viernes. Siguiendo el camino, pronto vimos su casa, acercándonos despacio por el césped. Se veía tan preciosa y acogedora, y todo el entorno de la casa irradiaba una atmósfera especial de calma y tranquilidad. Era un lugar para sentirse en el hogar. Había otras personas paseando por allí así que nos atrevimos incluso a acercarnos más y finalmente nos detuvimos en un pequeño patio de arena con algunos juguetes y un columpio, justo frente a la casa. Fuimos hasta el columpio un momento, para inhalar la atmósfera e intentar desesperadamente asimilar ese mar de impresiones y emociones. Enfrente nuestra, una pequeña casa de madera y grabada en su pequeña puerta había tres palabras “¡Papa os quiere!”. Cuando leímos esas tres pequeñas pero tan significativas palabras, casi empezamos a llorar. Sabíamos que Michael era un padre maravilloso que amaba profundamente a sus hijos, pero verlo y experimentarlo en ese ambiente era incluso más emotivo. 


Un poco más tarde, caminamos más allá alrededor de la casa y llegamos a la piscina. El agua estaba muy cálida por el sol. “¡Qué pena que no haya traído mi traje de baño!” bromeó Sonja y asentí “Sí, qué pena” antes de que nos echáramos a reír por la imaginación. “Bien, es obligatorio mojarse en Neverland” añadí, citando palabras de Michael. Paseamos por allí un poco más, pero no nos atrevimos a mirar a través de las ventanas de la casa. Eso habría sido una equivocación porque él ya nos había abierto mucho, con lo que no queríamos invadir su privacidad. Caminamos hasta a un saco de arena –en el cual Sonja casi se rompe algunos dedos- y un trampolín antes de que oyéramos a los guardas llamar diciendo que era hora de volver al parque de atracciones. Percibimos el ambiente de partida y efectivamente, cuando llegamos allí, el primer tren con fans ya había salido. Un vistazo al reloj nos reveló que ¡ya eran las 6.30 p.m.! ¡De nuevo, el tiempo había volado! Cuando nos dirigíamos hacia allí y pasamos por la casa, vimos a un cocinero a través de la ventana, preparando algo. “Ah, bien, es la hora de la cena” Sonja remarcó “¡¡probablemente esté en casa pronto!!” Y en efecto, pocos minutos después que nos condujeran fuera, Michael llegó en su gran limusina blanca, seguido de varios coches de fans. Le saludamos con la mano y gritamos “¡Gracias, Michael!” hacia su coche pero desafortunadamente no abrió la ventana esa tarde. Imaginamos que quizá podía estar un poco molesto por los acosadores fans y solo quería llegar a casa y cenar con sus niños. Estábamos tan agradecidas y felices, que es difícil expresarlo con palabras. 

Nota del día: “… ¡y llegamos hasta su columpio!” 



1 de septiembre de 2003

Ese día fue el primero que dormimos hasta tarde desde que llegamos a California. También conseguimos por fin comprar algo más de comida en el supermercado; después de todo, no podíamos contar con las palomitas de Michael, el helado y los caramelos para mantenernos vivas cada día. Sobre la hora del comer habíamos hecho todos nuestros recados, así que naturalmente nos fuimos de nuevo a Neverland. Y de nuevo, había también allí unos pocos fans. Nos dijeron que no habían visto, ni oído nada sobre Michael aún. “Quizá tanto él como los niños hayan dormido hasta tarde también” indicó Sonja, lo que me hizo sonreír de oreja a oreja mientras lo imaginaba. Era un día realmente caluroso y pronto tuvimos que escaparnos bajo uno de los grandes robles. Allí tuvimos un rato de diversión y relax con los otros fans. De hecho, casi se sentía como si fueran unas vacaciones normales después de todas las emociones de los últimos días. Veíamos las vacas pastando por las colinas, las águilas volando en círculos por el cielo y las ardillas jugando alrededor de sus madrigueras. Incluso tratamos de atraer a algunas con galletas pero no hubo éxito. Como teníamos tanto tiempo, nos dimos cuenta que Neverland contaba con muchas casitas para pájaros, visiblemente localizadas no solo en los árboles sino por ejemplo también, cerca de las puertas. Como no teníamos nada más que hacer, reflexionamos cuál podría ser la razón de este detalle. Nuestra teoría era que las casitas debían tener pequeñas cámaras dentro de manera que Michael podía ver lo que estaba ocurriendo dentro y fuera de Neverland sin tener que salir de la casa. Rato después en la tarde, llegó una limusina negra. Sobre una hora después, escuchamos la bocina del tren de vapor y en algunos momentos, el viento nos trajo el sonido de música clásica. Una vez incluso vimos de nuevo el pequeño coche de golf blanco. Pero él, o quién lo condujera, estaba demasiado lejos para darse cuenta de los pocos fans que estábamos. Lo más probable es que Michael estuviera enseñando aquello a los invitados. Poco después de las 8 p.m., un guarda se acercó y nos dijo que teníamos que marcharnos porque era peligroso estar allí por la noche. Y como no había ocurrido nada emocionante en las horas anteriores, de alguna manera eufóricos, seguimos las órdenes. De vuelta en nuestro Bed & Breakfast, tuvimos suficiente tiempo para reflexionar sobre los días pasados, los cuales habías sido los días más emocionantes de nuestra vida con diferencia. Las primeras señales de nostalgia llegaron y tras completar nuestro diario, cada una escribió una carta a Michael en la que le agradecíamos todo. Esperábamos poder darle la carta en mano o a sus guardas de seguridad al siguiente día, nuestro último día. Cubiertas por un manto de felicidad y agradecimiento, por fin nos dormimos. 



2 de septiembre de 2003

Nuestra última mañana en el Valle de Santa Ynez llegó y en realidad era nuestra primera mañana sin sentir los efectos del jet lag. ¡Qué injusto!. Después de desayunar, decidimos hacer un pequeño y rápido desvío en nuestro camino hacia Neverland y lo primero que fuimos a ver fue el mar. Era un cálido y soleado día en el Valle de Santa Ynez pero cuando nos acercamos a Gaviota Beach, una niebla intensa nos envolvió. ¡Qué pena! No pudimos ver nada excepto una dócil gaviota llamada Goo Goo y una señal advirtiendo de las serpientes cascabel. Así que en breve, volvimos a nuestra ruta no sin antes hacer otra parada en el Lago Cachuma, donde tuvimos unas maravillosas y claras vistas. Pero ya habíamos hemos suficiente turismo así que nos dirigimos directas hacia Figueroa Mountain Road. “Break of Dawn” resonaba en los altavoces. De nuevo, conducir por este precioso paisaje que Michael llamaba hogar, con su música sonando, era una experiencia por si sola. Teníamos la sensación de entender por fin y por completo las canciones y sus letras. En el caso de “Break of Dawn” era realmente así, como podréis imaginar. 

Era un día tranquilo, de nuevo sin señales de Michael. Nuestra última oportunidad para deleitarnos con la tranquila atmósfera frente al camino, nuestra última oportunidad para ver los coches con los trabajadores entrando y saliendo del rancho y nuestra última oportunidad para disfrutar de la preciosa flora y la particular y terrorífica fauna (tarántulas y serpientes) que había por allí. Pero por mucho que deseamos poder quedarnos, el tiempo no se detuvo para nosotras. Afortunadamente, pudimos darle nuestras cartas a uno de los guardas que nos prometió pasárselas a Michael. Pero eso no hizo que nos fuera más fácil decir adiós. En solo pocos días, habíamos empezado a sentirnos como si estuviéramos en casa. Michael nos había hecho sentir bienvenidas y a gusto. Gracias a su generosidad, amabilidad y amor, algunos de nuestros mayores sueños se habían hecho realidad. 

Por la tarde, finalmente nos obligamos juntas a decir adiós a Neverland y a los pocos fans que había. Fue muy duro. Camino de Los Ángeles lloramos mucho pero entonces recordamos uno de los carteles de Neverland. En este cartel había tres pequeños angelitos mirando desde una nube y bajo ellos las palabras “¡Adiós por ahora!”. Nos gustó esa idea de “por ahora”. 


Realmente nos reconfortó profundamente en ese momento. Aunque teníamos que irnos, podríamos volver en cualquier momento para ver Neverland y estar cerca de Michael de nuevo. Ese día, Sonja y yo hicimos una promesa de volver tan pronto como nuestras cuentas corrientes nos lo permitieran. Aunque poco imaginábamos que un incidente nos traería de vuelta mucho más pronto de lo que imaginábamos. Pero esa es otra historia –pero no tan feliz porque fue el comienzo del final. 

Ahora, solo unos pocos años después, esas tres pequeñas palabras “Adiós por ahora” que una vez fui tan afortunada de leer en ese mágico, precioso y tranquilo lugar llamado una vez Neverland, un lugar donde los sueños se hicieron realidad para miles de personas –niños y los que parecían niños- han llegado a ser las palabras más significativas para mí. Una vez, esas palabras nos reconfortaron a mi amiga y a mí cuando tuvimos que volver a casa tras un fantástico viaje que no queríamos terminar. Pero ahora esas palabras han llegado a ser mucho más importante porque son todo lo que quedan y en ellas descansa la esperanza del mundo. La esperanza de encontrarnos de nuevo en algún lugar con todas las personas queridas que hemos perdido –y estar juntos de nuevo. 

Michael, ¡quiero darte tanto las gracias por todo lo que has hecho! Nunca podré agradecerte lo suficiente que cambiaras mi vida y me dieras los mejores años de ella, grandes amigos e increíbles y maravillosos recuerdos así como valores que son tan importantes en tiempos como estos. 

Eras demasiado bueno para este mundo. Estabas más allá de tu tiempo. En la promesa de otro mañana, adiós por ahora, querido Michael. ¡Te querré siempre! 

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Renee-Lea Thackham comparte su historia de la reunión de Michael Jackson en Japón:





Michael Jackson y Richard Branson son los dos hombres cuya inspiración me hizo quien soy hoy. Michael es innovador, perfeccionista, trabajador, apasionado, creativo y es un consumado humanitario. En este momento, donde tanta gente está reflexionando sobre su carrera y su vida, quiero compartir mi historia de conocerlo en 2007 para dar otro punto de vista de la leyenda.

Es el día de Navidad de 2006, 8:30 am y estoy en el teléfono marcando un número de Tokyo, media hora antes de que los boletos salgan a la venta. 200 oportunidades para ver al Rey del Pop en la Fiesta del 25 ° aniversario de Thriller en Tokyo, no me lo iba a perder por nada del mundo. La única manera de conseguir entradas fue por teléfono y yo estaba decidida a lograrlo.

Llamé, colgó, sonó de nuevo, colgó .. después de horas mensajes, ocupado, ocupado, ocupado ..

Mis compañeros de casa en ese momento sacaron sus teléfonos móviles y se unieron marcando el mismo número una y otra vez durante unos 15 minutos. En esta etapa mi corazón estaba en el estómago, los conciertos se agotan más rápido que eso, me lo he perdido, ¿cómo pudo suceder ésto? " Empecé a pensar, tratando de mantener una actitud positiva y seguí marcando.

De repente, empezó a sonar. Casi podía oír el latido de mi corazón, tan pronto como la señora respondió le pregunté "¿Hay tickets? Por favor, dime que hay un ticket! " y la respuesta que obtuve no era lo que yo esperaba, "soorwy, not inglish". ¿Qué? Seguramente los fans de todo el mundo están tratando de obtener estos boletos. Yo no puedo ser la única fan que habla inglés tratando de conseguir un boleto por teléfono.

"Michael Jackson... entradas para Michael Jackson" , le dije. Ella desapareció. Me quedé en el teléfono tratando de escuchar lo que estaba pasando, no había manera. Otra señora tomó el teléfono, ella luchó con el Inglés, pero el nombre de Michael Jackson es el mismo en cualquier idioma. Me escribe a mi dirección de correo electrónico con mucho cuidado y me envía las instrucciones de pago, en "Inglés" me explicó que me había asegurado un boleto y yo tenía una semana para pagar. No hace falta decir que fue la mejor Navidad, en poco menos de 3 meses, iba a conocer a uno de mis héroes frente a frente.

Como yo era presidente de un club de fans de Michael Jackson en ese momento, pasé los 3 meses previos diciendo a todos los fans que tenían la oportunidad escribir una carta a Michael y que yo se la llevaría. . He recogido cientos de cartas por correo de todo el mundo, los aficionados pegaron los sobres con sellos que saqué y le di a una organización benéfica que los lava y los vende.

Todas las cartas entraron en una carpeta blanca grande.

Marzo, Tokio 10am - Estoy aquí por tres días, sola en una gran ciudad y me voy a encontrar mañana por la noche con Michael Jackson. Todavía un poco cansada de mi vuelo me voy directamente a mi hotel y a estudiar el mapa del metro que tomé cuando llegué. Podría empezar a explorar la ciudad, pero la única cosa en mi mente es tomar un tren hasta el lugar y regresar hoy, porque si me voy a perder en el camino hacia la sede de la fiesta, que sea hoy que es en un día que no importa. Después de llegar con éxito a la sede y regresar, me encontré con gente cool en el camino, me acosté temprano, así que estoy fresca para el día emocionante que tenía por delante.

El gran día - me desayuno en McDonalds porque, literalmente, puedo verlo desde mi hotel y no hay posibilidad de perderse y llegar tarde. Un poco paranoica, tal vez, el evento no se iniciaba hasta las 17:00, pero cuando se trata de una oportunidad única para conocer a tu héroe - no quieres que algo salga mal. Me preparé y seguí el mismo camino que me llevó hasta el lugar el día anterior, casi no reconocí el lugar cuando llegué.

Esa parte, fuera de la ciudad de Tokyo se había convertido en un pandemónium de fans, la prensa, la seguridad y los fotógrafos. Comencé a caminar hasta el lugar donde fui detenida por la seguridad a unos 50 metros de distancia, revisaron mi carpeta de notas, mi bolsa, mi bolsillo, sólo para asegurarse de que no llevaba nada peligroso o cortante al lugar. Fue un placer conocer a un par de personas que hablaban Inglés así que les dije todo sobre las cartas de fans, de dónde era y lo emocionada que estaba,ellos habían visto todo ésto antes y me deseabon suerte.

Después de esperar afuera en la alfombra roja durante unos 40 minutos todo el mundo entró al lugar y encontró un asiento, había mesas redondas y sillas en la planta baja frente a un enorme escenario. Arriba había una tribuna mirando por encima de nosotros. Disfrutamos de los videoclips de Michael Jackson y conocí a otros, que hablaban Inglés pegados entre sí y todos estábamos emocionados porque Michael llegara. Todo el mundo era bueno, todos tenían historias diferentes acerca de por qué había venido, tal vez había uno o dos de 'esos' fans que nos hacen parecer como locos a todos , pero en su mayoría, eran gente encantadora.

Luego llegó Michael.

La conversación entre los invitados se transformó en gritos, llanto, emoción casi pánico entre la multitud. Michael estaba arriba, sin hacer nada más que saludando y mandando besos a la multitud, pero actuaba como si estuviera caminando sobre la luna en el techo.

Lo próximo que sé, es que estoy arriba haciendo cola pidiendo el número de boleto para conocer a Michael (tenía el N° 11) . La atmósfera era electrizante, como estar en el fútbol, ​​no pude evitar dejarme llevar por todo el mundo alrededor tan emocionado y nervioso. Algunas personas ya se encontraban en lágrimas, otros fueron simplemente observando las reacciones de la gente entrando y saliendo de nuevo. Riendo, llorando, desmayos, gritos y patadas para volver y ser arrastrado por la seguridad, y todo lo demás.

Las escalera estaban cerca de la puerta de la habitación donde estaba Michael, nos formamos una fila en el nivel superior y las personas que salían de la reunión con él, bajaban las escaleras para unirse a la multitud y recoger una bolsa de obsequios. En la parte inferior de las escaleras era un área para acostarse si te desmayabas (y hubo gente que lo hizo!) y había guardias de seguridad del lado interior y exterior de la puerta de Michael. Ellos estaban preparados.





La chica delante de mí se fue a la habitación y yo estaba allí de pie, delante de la puerta, mi siguiente turno. ¡Oh Dios mío! ¿Alguna vez hicieron bungee jumping? De pie allí, en el borde y tu cuerpo comienza a girar como una gelatina. Estaba llena de adrenalina, pero también increíblemente feliz de haber tenido esta oportunidad única.

La chica salió y bajó las escaleras, '¿Estás lista? " Miré al guardia de seguridad y sólo asintí con la cabeza, me tomó del brazo y me acompañó a la habitación. allí estaba Michael Jackson, a sólo 2 metros de distancia de mí con los brazos abiertos y una gran sonrisa. Lo abracé y puse mi cabeza en su hombro y mi brazo alrededor de su cintura pequeña. Olía a limpio y fresco y su pelo lacio, parecía de un anuncio de champú.

Me soltó, retrocedió y echó un vistazo a mí entonces me preguntó mi nombre, de dónde era. Apenas me acuerdo de lo que contesté a sus preguntas, dijo que él había hecho una gira en Australia y me preguntó si había sido. Le dije que yo sólo tenía 12 años durante la gira HIStory e hizo una broma acerca de que él trabajaba desde que era pequeño y yo no tenía excusa. Sus guardias se echaron a reír y así lo hice y una ola inesperada de calma se apoderó de mí, se trataba de un hombre real que estaba teniendo una gran noche en una fiesta.

Uno de los chicos en la sala pidió mi cámara y Michael y yo posamos para un par de fotos, recuerdo el momento en que la foto fue tomada, todavía estábamos muy cerca de pie y me miró, traté de disfrutar en cada detalle. Él me dejó admirar su rostro sonriente por un momento y luego puso el otro brazo alrededor de mí y me dio otro abrazo.

Cuando me soltó le mostré el regalo que tenía para él, todas las cartas de los fans. Entonces le pregunté si yo podía leer mi carta y él dijo que, "Por supuesto", en su tono de voz inconfundible, no estoy segura de por qué, pero vívidamente recuerdo que dijo esas palabras, a pesar de que dijo mucho más, mientras que estábamos juntos.

Mi carta era breve y dulce, se paró frente a mí sonriendo mientras yo le leía. Le dije que él me ha inspirado mucho y que él y Richard Branson eran mis héroes, lo que le hizo reír. Terminé diciendo que él no sabe el impacto que ha tenido en mí y en muchos otros y que es apreciado y amado más de lo que podría darse cuenta. Con eso él echó los brazos alrededor de mí y me dio las gracias. Tomó la carpeta y dijo 'no pongan ésto con los demás y lo puso en un taburete con una bebida y un estuche de gafas de sol.

Me dio las gracias de nuevo, me abrazó de nuevo y me di cuenta que mi tiempo había terminado. Uno de sus guardias me tomó del brazo y puso mi cámara en mi mano. Le dije: 'Tú eres el mejor Michael" y él me dijo' Gracias, Te quiero ', y yo salí de la habitación. Una vez que la puerta se cerró detrás de mí me lancé al guardia de seguridad más cercano y lo abracé. "¿Le gustó?" Me preguntó: 'Creo que sí, él dijo que no lo pongan con los otros! " Le dije. Miré la foto en mi teléfono y se la mostré. Todos sus guardias fueron cariñosos, es probable que traten con tantos fans emocionados, pero todavía se tomaron el tiempo para ver mi foto y me dijeron que era maravillosa.

Bajé las escaleras, donde me encontré con el pequeño grupo que lo había conocido antes que yo y nos mostramos las fotos de cada uno y compartimos las historias de lo que sucedió allí. Todo el mundo dijo que Michael les dijo que los amaba, que les dio un montón de abrazos y todos teníamos un autógrafo y una botella de champán en nuestra bolsa de regalos. Se había terminado, pero yo no estaba triste porque me habían dado algo especial que nunca podrían quitarme, un momento con un hombre que me inspiró a bailar, dar, el a trabajar duro, amar y superar los obstáculos.

Estuve de fiesta toda la noche con mis nuevos amigos y volví a Australia con un poco de magia de Michael Jackson en mi corazón.

Verlo actuar en vivo en el escenario iba a ser el siguiente sueño hecho realidad, había pagado mis vuelos para Londres y tenía 3 billetes para el 30 de julio, el 01 de agosto y el 3 de agosto. Es una tragedia que se lo llevaron de nosotros antes de que tuviera la oportunidad de volver al escenario otra vez, con 50 shows vendidos en un latido del corazón, el mundo le dio la bienvenida de nuevo, estaba en el centro de la atención.Él va a ser extrañado, por millones y millones de fans como yo. Él es el más grande


ENGLISH

Renee-Lea Thackham shares her story of meeting Michael Jackson in Japan:

Michael Jackson and Richard Branson are the two men whose inspiration made me who I am today. Michael is innovative, a perfectionist, hard working, passionate, creative and is a consummate humanitarian. At this time where so many people are reflecting on his career and life, I wanted to share my story of meeting him in 2007 to give another perspective of the legend.

Christmas Day 2006, 8:30am and I'm on the phone to the Tokyo number half an hour before tickets are due to go on sale. 200 opportunities to meet the King of Pop at the 25th Anniversary of Thriller Party in Tokyo, I wasn't going to miss this for the world. The only way to get tickets was by phone and I was determined to get through.

I rang, hung up, rang again, hung up.. after hours message, after hours message, after hours message, engaged, engaged, engaged..

My house mates at the time pulled out their mobile phones and joined in, all dialing the same number over and over again for about 15 minutes. By this stage my heart is in my stomach, 'concerts sell out quicker than this, I've missed out, how could this happen?' I started thinking, trying to stay positive I kept dialing.

Suddenly, it started ringing. I could almost hear my own heart beating, as soon as the lady answered I blurted out 'Are there any left? Please tell me there's one left!' and the answer I got wasn't what I was hoping for; 'soorwy, nor inglish'. What? Surely fans from all over the world were trying to get these tickets? sure - maybe they weren't advertised outside of Japan but any fan with their finger on the pulse would know about the Party. I couldn't be the only English speaking fan trying to get through?

'Michael Jackson... ticket for Michael Jackson' I said, she disappeared. I stayed on the phone trying to hear what was going on, there was no way in heaven I was going to hang up. Another lady picked up the phone, she struggled with English but the name Michael Jackson is the same in any language. I spelled out my email address very carefully and she sent through the payment instructions, in broken English it was explained that I had secured a ticket and I had a week to pay. Needless to say it was the best Christmas ever, in a little under 3 months time, I was going to meet one of my heros face to face.

As I was President of a Michael Jackson fan club at the time, I spent the 3 months leading up to the even telling all the fans I could that they had an opportunity to get a letter hand delivered to Michael. If I couldn't take them all with me, I was going to give them something that is very hard to come across as a Michael Jackson fan - and that is a guaranteed way of getting fan mail to him. I collected hundreds of letters by mail from all over the world, the fans plastered the envelopes with stamps which I kept and gave to a charity that washed them and sold them.

All of the letters went into a big white folder, this was going to make his day.

March, Tokyo 10am - I'm here for 3 days all up, on my own in a big city and I'm meeting Michael Jackson tomorrow night. Still a bit tired from my flight I go straight to my hotel and study the subway map I picked up when I landed. I could start exploring the city but the only thing on my mind is taking a train to the venue and back today so if I am going to get lost on the way to the Venue, it's on a day that doesn't matter. After successfully getting to the venue and back and meeting loads of cool people along the way, I get a super early night so I'm fresh for the exciting day ahead.

The big day - I get breakfast at McDonalds because I can literally see it from my hotel and there is no chance of getting lost and running late. A bit paranoid maybe, as the event didn't start till 5pm but when it's a once in a lifetime chance to meet your hero - you don't want anything going wrong. I got ready and followed the same path that got me to the venue the day before, I hardly recognized the place when I arrived.

A sleepy little part of out-of-town Tokyo had become a pandemonium of fans, press, security and photographers. I started walking to the venue where I was stopped by security about 50m away, they looked through my folder of letters, my bag, my pockets, just to make sure I wasn't taking anything dangerous or sharp into the venue. It was a pleasure to meet a couple of people who spoke English so I told them all about the fan letters, where I was from and how excited I was, they had seen this all before and wished me luck inside.

After waiting outside on the red carpet for about 40 minutes everyone went inside and found a seat, there were round tables and chairs downstairs in front of a huge stage. Upstairs there was a grandstand looking over us with a corporate box looking room at one end, we enjoyed Michael Jackson music videos and got to know each other, everyone who spoke English stuck together and we were all excited for Michael to arrive. Everyone was nice, they all had different stories about why they had came, maybe one or two of 'those' fans who make us all look crazy but for the most part, lovely people.

Then Michael arrived.

Light conversation amongst the guests turned to screaming, crying, excited almost panic amongst the crowd. Michael was upstairs, doing nothing more than waving and blowing kisses but the crowd was acting like he was moon walking across the ceiling.

The next think I know, I'm upstairs queuing in ticket order number (I was 11!) to meet Michael. The atmosphere was electric, like being at the football, you couldn't help but to be carried away by everyone around getting so excited and nervous. Some people were already in tears, some others were just watching the reactions of people going in and coming out again. Laughing, crying, fainting, screaming and kicking to go back in and being dragged away by security, and everything in between.

The were stairs near the door to the room Michael was in, we were lined up on the top level and as people came out from meeting him they went down the stairs to join the crowd below and collect a goody bag. At the bottom of the stairs was an area to lie down if you fainted (and people did!) and there was security posted inside and outside Michaels door. They were prepared.

The girl in front in me went into the room and I was standing there, outside the door, my turn next. Oh my goodness, ever been bungee jumping? Standing right there on the edge and your body just realizes what you've got it into and starts to turn to jelly? I was full of adrenalin but also just incredibly happy that I had this rare chance.

The girl came out and went down the stairs, 'are you ready?' I looked at the Security guard and just nodded, he took my arm and walked me into the room. There was Michael Jackson, only 2m away from me with open arms and a big smile. I walked into his hug and put my head on his shoulder and my arm around his petite waist. He smelled fresh and clean and his hair was straight out of a shampoo commercial.

He let go, stood back and took a look at me then asked me my name, then where I was from. I hardly remember answering the questions, he said that he's done shows in Australia and asked if I had been. I told him that I was only 12 during the HIStory tour and made a joke about having a job since he was little and I had no excuse. His guards started laughing and so did I and an unexpected wave of calm came over me, this was a real guy who was having a great night at a party.

One of the guys in the room asked for my camera and Michael and I posed for a couple of photos, I remember the moment when the photo had been taken, we were still standing very close and I looked up at him, I tried to soak in every detail. He let me admire his smiling face for a moment and then put his other arm around me and gave me another hug.

When he let go I showed him the present I had for him, all of the letters from the fans. Then I asked if I could read my letter to him and he said 'sure, of course' in his unmistakable speaking voice, I'm not sure why, but I vividly remember him saying those words, even though he said plenty more while we were together.

My letter was short and sweet, he stood smiling at me while I read it to him. I told him that he's inspired me a great deal and that he and Richard Branson were my heroes which made him giggle. I finished by saying that he'll never know the impact he's had on me and countless others and that he's appreciated and loved more than he could possibly realize. With that he threw his arms around me and thanked me. He took the folder and said 'don't put this with the others' and put it on a stool with a drink and a sunglasses case.

He thanked me again, hugged me again and it hit me that my short time was over. One of his guards took my arm and put my camera in my hand, I said 'you're the best Michael' and he said 'thank you, I love you' and I walked out of the room. Once the door was shut behind me I threw myself at the nearest security guard and hugged him. 'Did he like it?' he asked me, 'I think so, he said not to put it with the others!' I said. I looked at the photo on my phone and showed him. All his guards were sweethearts, they probably get so many fans get so excited but he still took the time to look at my photo and tell me it's wonderful.

What a high, I went downstairs where I met the small group who had met him before me and we showed each other photos and shared stories of what happened in there. Everyone said that Michael said he loved them, they all reported loads of hugs and we all had his autograph and bottle of bubbly in our goodie bag. It was over, but I wasn't sad at all - I had been given something special that could never be taken away, a moment with a man who inspired me to dance, give, work hard, love and overcome obstacles.

I partied the night away with my new friends and came back to Australia with a little Michael Jackson magic in my heart.

To see him perform live on stage was going to be the next dream come true, my flights were all paid for to London and I had a ticket each to 3 separate shows on the 30th July, 1st August & 3rd August. It's such a tragedy that he was taken away from us before he had the chance to grace the stage again, with 50 shows selling out in a heart beat, the world was welcoming him back into the spotlight.

He'll be missed, by countless millions of fans like me. He's the greatest.


FUENTE→http://mjhideout.com/forum/enciclopedia-mj/109729-fan-australiana-cuenta-encuentro-michael-japon-2007-a.html



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